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"Reminiscencias" es una exposición en el Centro de la Imagen que llega en un buen momento para Elsa Medina, quien confiesa a la prensa que “no estaba haciendo mucho”.
A través de 130 obras, entre fotografías, fotolibros, videos y material hemerográfico, esta muestra hace un recorrido por el trabajo fotográfico —su evolución a lo largo de los años— de quien es presentada ante el público como fotoperiodista, aunque su trayectoria ha abarcado más que ese género, que no ejerce desde hace más de 25 años.
“Fotógrafa” es el título con el que prefiere que se le distinga, dice Medina, quien en la actualidad se dedica a hacer fotografía documental, arte objeto y fotografía experimental o “fotografía casera”, como ella la define, pues se trata de proyectos personales que ha ido trabajando en el interior de su hogar.

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“Yo pensaba que no podía vivir sin el fotoperiodismo”, dice la fotógrafa, quien antes de responder por qué se retiró de ese trabajo dijo que es una pregunta difícil para ella.
En la muestra se exhiben imágenes icónicas, señalan los fotógrafos que se desempeñan en ese campo, como la foto de Carlos Salinas de Gortari sacando la lengua y guiñando el ojo, la imagen de un joven limpiando un parabrisas, la cobertura de las elecciones de 1981 en Nicaragua, el encuentro de mujeres zapatistas e incluso el desnudo de un hombre, que en un inicio La Jornada, donde trabajaba, no quería publicar en la portada.
Otro ejemplo de cobertura fue el terremoto de 1985. Medina recuerda que en aquel entonces había estado practicando que su hijo fuera solo a la escuela y, en cuanto lo dejó cruzar la calle, la tierra se sacudió. Corrió por él y la directora de la escuela le dijo a la fotógrafa que se fuera a trabajar y que ella lo cuidaba. Una anécdota que ejemplifica los esfuerzos y sacrificios que implica hacer fotoperiodismo.

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Sin embargo, para Medina esta carrera no fue viable una vez que se enfermó de hipertiroidismo y bajó 20 kilos de golpe:“Sentí que no podía seguir, perdí fuerza, no podía levantarme. Entonces, la vida me sacó, yo no me concebía sin el fotoperiodismo”, detalla en entrevista.
Medina no dejó de hacer foto y mucho menos luego de que su madre enfermara y falleciera, etapa de la vida familiar que documentó con su cámara:“Dije: ‘mi mamá no va a estar mucho tiempo aquí, tengo que aprovechar y tomarle fotos’”.

Sobre este giro que tomó su carrera y el cambio en su mirada, uno más personal, Medina señala que fue algo que le dictó la vida. También recordó que el ojo se nutre de las experiencias que uno vive, como por ejemplo en su casa siempre se leía el periódico, en su momento tomó clases de pintura y acuarela y fue estudiante en los Talleres Libres de Fotografía, impartidos por el reconocido fotoperiodista Nacho López en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC).
Reminiscencias estará abierta al público hasta febrero de 2026.
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