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Después de tres años de que el conjunto escultórico de Cristóbal Colón fue retirado de Paseo de la Reforma y trasladado a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural para su restauración, se desconoce dónde y cuándo será reubicado.
El 16 de febrero pasado, la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México y actual coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum Pardo, informó a los medios de comunicación que el Monumento a Colón sería trasladado al Museo del Virreinato, en Tepotzotlán, Estado de México.
Para ese entonces, la restauración del Colón y de los cinco frailes ya había concluido, así lo reveló Diego Jáuregui, restaurador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y quien dirigió los trabajos de restauración de ese conjunto escultórico.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, Jáuregui informó sobre las últimas labores de restauración que se hicieron en las estatuas, y reveló que los trabajos finales se realizaron en diciembre pasado.
El experto agregó que la última estatua con la que se trabajó fue la de Pedro de Gante, a la cual le hacía falta el dedo índice de la mano izquierda. Señaló también que todos los trabajos se realizaron en las instalaciones de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural.
“En la última etapa de restauración trabajamos en la escultura de Pedro de Gante; concluimos también la de Cristóbal Colón. Básicamente lavamos las piezas y les colocamos un recubrimiento. El Gante perdió un dedo, en la parte final lo colocamos también”, expresó.
El experto agregó que durante 2023 se han realizado diferentes análisis a las cinco piezas, para evaluar su estado de conservación y cambios en el color.
“En estos tres años trabajamos en diferentes labores de restauración, como limpieza de suciedad, limpieza de grafitis, limpieza de recubrimientos envejecidos y productos de corrosión, así como en la aplicación de una capa de protección y reintegración de elementos formales”, indicó el restaurador.
“En el transcurso de este año hemos tenido la ejecución de algunos análisis para evaluarlas; están en una carpa protegidas por una lona y se encuentran cubiertas por plástico para que no les caiga polvo directamente, además las monitoreamos para asegurar su buen estado”, dijo el especialista.
Sobre su ubicación actual, el restaurador expresó que no es posible revelar esa información.
“No están en la Escuela Nacional de Restauración, están en bodegas del INAH, prefiero no comentar específicamente dónde para la salvaguarda de los bienes, pero se han trabajado en la Coordinación Nacional del Patrimonio Cultural, hemos estado encargados de su restauración”, recalcó.
Los pendientes
El conjunto escultórico está conformado por las figuras de Cristóbal Colón, Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza, además del basamento, pieza elemental del conjunto, el cual sigue en la ahora Glorieta de las Mujeres que Luchan.
Es importante señalar que el basamento es una pieza que integra el conjunto, por lo que debe moverse y reunirse con las esculturas. En 2022, Jáuregui explicó a este diario que el basamento es una pieza elemental del conjunto escultórico.
“Sé que el INAH, durante años previos, dio seguimiento al basamento y supervisó limpiezas de algunos grafitis en los últimos años, pero no tengo más detalles acerca del estado de la integración del basamento en el resto del conjunto, estoy encargado únicamente de la parte de la intervención de las esculturas”, expresó y agregó que el basamento es una parte importante de este monumento histórico, “tanto las esculturas como el basamento conforman una unidad”.
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Aunque la restauración ya ha concluido, es incierta la información sobre su traslado. Jáuregui agregó que las piezas están listas para ser trasladadas y para ser colocadas en la intemperie.
Sin embargo, hay incertidumbre sobre quién se hará cargo del movimiento de las piezas.
“Están listas para que sean trasladadas en el momento que se indique, aunque esa decisión de cuándo y cómo no compete al Instituto, nosotros las hemos dejado en condiciones para que sean colocadas en la intemperie y puedan ser de nuevo apreciadas”, expresó.
Lo dicho por Jáuregui lo confirmó el área de Comunicación Social del INAH, que informó que el movimiento del conjunto, así como del basamento, es tarea del Gobierno de la Ciudad de México.
“El INAH se encargó de restaurar y proteger el conjunto, hicimos las labores de restauración para que, en el momento en que el gobierno capitalino lo decida, se pueda trasladar al lugar o recinto que decidan”, indicó un vocero del área de prensa del INAH.
Se le consultó al área de Comunicación Social del Gobierno de la Ciudad de México sobre el traslado del conjunto y la situación del basamento, pero dijeron que esas labores son responsabilidad de la Secretaría de Cultura federal.
Al cuestionarle sobre el tema, el área de prensa de Cultura federal respondió que el movimiento y traslado del conjunto, así como el destino y la fecha, son decisiones que corresponden al gobierno capitalino.
Por lo tanto, existe confusión y descoordinación en torno a este importante conjunto, el cual fue realizado en Francia por el escultor Charles Cordier e inaugurado por Porfirio Díaz en el Paseo de la Reforma en 1877.
El INAH agregó que, hasta la fecha, no han recibido ningún permiso ni se ha iniciado algún trámite para mover el conjunto escultórico, por lo que no se sabe si realmente el Museo del Virreinato será el sitio que lo alojará.
De acuerdo con los artículos 49 y 50 de la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, mover un monumento histórico o pieza arqueológica sin los permisos correspondientes y sin las inscripciones requeridas, tiene como sanción la prisión de tres a 10 años y de 2 mil a 3 mil días de multa.
Cambios en el espacio público
Al respecto, la investigadora Carolina Venegas, del Instituto de Investigaciones Estéticas, expresó que la reubicación de piezas históricas y artísticas responden a los cambios en el espacio público, así como a cambios en la sociedad civil y en las agendas gubernamentales.
En entrevista, la especialista explicó que los tiempos en los que fue colocado el conjunto en Paseo de la Reforma y los tiempos actuales, en los que distintos colectivos feministas han ocupado ese espacio para llevar a cabo activismo, son distintos y tienen necesidades diferentes.
“Cuando hay cambios de régimen, cuando las sociedades experimentan cambios profundos, los monumentos tienden a ser parte de los cambios, porque el espacio público también se transforma; el tema del Colón tiene que ver con eso, porque el espacio donde estaba no tiene que ver de forma directa con su biografía, pero sí tenía una relevancia por estar ubicada en Reforma y por eso fue transformada, para mostrar una de las urgencias sociales del país, que son las mujeres”, detalló la investigadora.
Para Venegas, el conjunto escultórico de Cristóbal Colón no perdió valor artístico o estético al ser removido de lugar, al contrario, al ser restaurado se conservó para perdurar más tiempo.
Agregó que el conjunto escultórico de Colón sigue siendo una obra de arte, pero su sentido se modificó y se le agregaron nuevos significados. “Considero que el mover al Colón no resta a la historia, sino que suma. Te doy el ejemplo de El Caballito, ese monumento sigue siendo una obra de arte, tanto que está enfrente del Museo Nacional de Arte, lo que se modificó fue su sentido en el espacio público”, añadió Carolina Venegas,
La investigadora concluyó que el traslado del Colón y su conjunto puede ser leído como un acto político, en el que, en la coyuntura actual, se unió la ideología del gobierno en turno y a una lucha por la igualdad de género.
“La creación, destrucción y desplazamiento de un monumento puede ser leído como un acto político, algunas veces tiene que ver con cuestiones urbanísticas, pero también puede ser visto como un acto político, lo vemos desde el pedido de López Obrador a pedir perdón por la Conquista, por los horrores del genocidio indígena, por decir un ejemplo”, finalizó.
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