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Por Marco Vicenzino
En su llamado a un levantamiento en contra del régimen de Nicolás Maduro, el líder opositor Juan Guaidó claramente tiene la mayoría del apoyo popular en Venezuela y el apoyo económico y diplomático clave del mundo occidental; esto es, de las naciones líderes de América y Europa.
Sin embargo, el apoyo del ejército y las fuerzas de seguridad venezolanas sigue estando lejos de ser monolítico. La creciente fragmentación refleja fallas generacionales y de rango. Si bien Guaidó puede encontrar más apoyo entre los rangos más jóvenes, prevalece la incertidumbre cuando se trata de los grados más altos de la jerarquía militar.
El reto para Guaidó sigue siendo la cúpula militar. A pesar de las promesas de amnistía, aquellos que están asociados de forma más cercana con el funcionamiento del régimen de Maduro no han roto filas, hasta ahora. Muchos simplemente no tienen plan B, se niegan a renunciar a su acceso al poder y a privilegios, siguen comprometidos ideológicamente o temen básicamente ser enjuiciados por un nuevo gobierno, ya sea en el corto plazo o en un futuro distante. De ahí el continuo apoyo al régimen de Maduro de parte de muchos elementos del ejército y elementos de la seguridad.
Más aún, además del activo apoyo ruso, está el efectivo factor cubano impulsando al régimen, particularmente después de años de infiltración en los rangos de seguridad y el ejército venezolanos.
Mientras tanto, China se mantiene al margen, y al final de cuentas apoyará a quien garantice y asegure sus intereses económicos de largo plazo en Venezuela. Desde que asumió el poder, en 1998, la Revolución Bolivariana y sus cuadros ideológicos más devotos tanto interna como externamente —incluyendo unidades paramilitares domésticas y asesores cubanos con asistencia técnica rusa y china— han estado preparados para enfrentar cualquier forma de inestabilidad, levantamiento o desafío a través de diversos medios, incluyendo la intimidación, la violencia e incluso el asesinato, para proteger y preservar el control total sobre Venezuela y sus recursos.
Si el levantamiento actual fracasa, el régimen de Maduro probablemente lo usará como pretexto para declarar un estado de emergencia indefinido para sofocar cualquier forma de discrepancia y ello derivará en una dictadura en toda forma.
Aunque la dinámica actual en el terreno en Venezuela es cambiante, y con frecuencia impredecible, lo cierto es que quienes dominan los pozos petroleros y las balas, y no los votos, son los que seguirán definiendo el rumbo del país en el futuro previsible.
Pese a que Venezuela es una nación occidental que geográficamente está en la órbita occidental, naciones que están más allá del perímetro occidental son en gran medida las que siguen sustentando al régimen de Maduro y garantizan su supervivencia, mientras se alimentan implacablemente de los recursos naturales del país.
Analista, director de Global Strategy Project