La desclasificación de información sobre los premios Nobel, disponible por Internet, arroja datos curiosos y hasta de humor negro año tras año. De 1901 a 2014, tres mexicanos han recibido el Premio Nobel: Alfonso García Robles (Paz 1982), Octavio Paz (Literatura 1990) y Mario Molina (Química 1995).

Pero además ahora se conoce, de manera oficial, que de 1901 a 1964 otros cinco compatriotas fueron postulados a alguno de los célebres premios, sorprendentemente dos de ellos presidentes de México.

El primer mexicano en aspirar al Nobel fue el fisiólogo Arturo Rosenblueth, postulado al de Medicina en 1956 por alguien sólo identificado en la base de datos de la organización sueca como “G. Guzmán”. En 1949, dos escritores mexicanos eran candidatos al Nobel de Literatura: Enrique González Martínez, impulsado por Antonio Castro Leal por parte de la Academia Mexicana de la Lengua; y Alfonso Reyes, quien ese año inauguraba su carrera infructuosa al célebre premio, nominado por Gabriela Mistral. El autor de Homero en Cuernavaca también fue postulado en 1953 por Fidelino de Figueiredo, profesor de Literatura Portuguesa de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil; en 1956 por la Facultad de Artes mexicana; en 1958 por Ángel del Río, profesor de Español de la Universidad de Columbia, Estados Unidos; y en 1959 por Jean Camp, profesor de Literatura Española de la Universidad Aix-Marsella, de Francia.

Reyes, como miembro de la Academia Mexicana, también nominó a Jules Romain en 1957.

Pero la sorpresa es encontrarse en la base de datos de la Organización Nobel que dos presidentes mexicanos fueron postulados en varias ocasiones al premio de la Paz, que se entrega en Oslo, Noruega.

Miguel Alemán Valdés, quien gobernó el país de 1946 a 1952, tuvo dos nominaciones consecutivas al Premio Nobel de la Paz: en 1952 lo postuló al galardón el entonces presidente del Congreso salvadoreño, José María Salazar, “por su trabajo panamericano y su contribución a la entendimiento internacional”, y en 1953, por los mismos méritos, por el entonces canciller haitiano Albert Etheart, de acuerdo con la organización.

Pero a Alemán Valdés le ganó en postulaciones Adolfo López Mateos, presidente mexicano de 1958 a 1964. En 1963, el político recibió dos nominaciones, una por parte de Isidro Fabela (en la base de datos aparece como Isidoro Fabela), como miembro de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por sus “múltiples acciones para crear un mundo más pacífico” y porque a juicio del fundador del Grupo Atlacomulco su correligionario priísta era un pacifista humanitario e “hizo mucho (en su gobierno) para prevenir la guerra”. Fabela repitió su apuesta por López Mateos para el Nobel de la Paz en 1964.

El otro que postuló en 1963 a López Mateos fue identificado como “Benjamín Peralta”, pero se desconocen los méritos que atribuyó a quien entregó la presidencia mexicana a Gustavo Díaz Ordaz. José Juan de Ávila

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