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nacion@eluniversal.com.mx
La Cuarta Transformación combatirá desde cero al sobrepeso, la obesidad y la diabetes, pues la estrategia implementada por el gobierno de Enrique Peña Nieto no documentó logros. Las acciones inmediatas partirán del nuevo etiquetado de alimentos, la revisión de publicidad engañosa y del relanzamiento de un convenio entre las secretarías de Salud (Ssa) y Educación Pública (SEP) para garantizar entornos saludables en las escuelas, el cual existe desde 2010, pero no se cumple en su totalidad.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Hugo López–Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, lamentó que a tres años de que se emitió una alerta epidemiológica por estas enfermedades no se implementaron políticas públicas para erradicarlas.
“No es claro en qué porcentaje disminuyeron el sobrepeso, la obesidad y la diabetes en la administración anterior; no hubo un informe de en qué se usaron los recursos y cuáles fueron los resultados”.
El subsecretario adelantó que para la temporada de influenza invernal se adquirirán entre 30 y 32 millones de vacunas, y aseguró que no habrá desabasto: “No vamos a erradicar la influenza, pero con inmunización sí podemos mitigar su impacto y evitar muertes”.
En cuanto al abasto de medicamentos, en específico del metotrexato, dijo que la Secretaría de Salud no caerá en chantajes y calificó de poco ético que se usen campañas de desinformación en las que los más afectados son las personas en situación vulnerable, como los padres de niños con cáncer.
“La Cofepris hizo visitas de inspección a la empresa productora de metotrexato y encontró anomalías en los procesos de calidad e inocuidad. Lo que sucede es que las grandes empresas estaban acostumbradas a que estos procesos eran de rutina y salían rápido, pero ya vieron que no, por eso apelan al dolor de los pacientes y se hace una cadena de desinformación”.
A tres años de que se lanzaron alertas epidemiológicas por obesidad y diabetes, ¿qué resultados ha tenido la Estrategia Nacional para combatirlas?
—De lo que nos entregaron no queda claro que haya logros, así de simple. No hay una señal clara de en qué porcentaje disminuyeron el sobrepeso, la obesidad y la diabetes a partir de la estrategia de la administración anterior, no se entregó un informe detallado de en qué se usaron los recursos y cuáles fueron los resultados, por eso partimos de cero y este gobierno lo que plantea son acciones inmediatas, como el nuevo etiquetado de alimentos.
¿Qué estrategia seguirá la nueva administración?
—[En la ruta en la que vamos] haremos cosas reales, iniciativas inmediatas, como el nuevo etiquetado de alimentos, la revisión del reglamento de publicidad, que es atribución del Ejecutivo federal con el respaldo de la subsecretaría y garantizar entornos saludables en las escuelas, ya que aunque en 2010 se estableció un acuerdo de salud alimentaria, no se sigue, y el mayor incumplimiento ocurrió de 2012 a 2018.
En este gobierno nos sentamos a trabajar con la SEP y está muy próximo a relanzarse ese acuerdo, pero en un marco más amplio, porque nos vamos a enfocar no sólo en la parte de salud alimentaria, sino en otros problemas de salud en los que la escuela es un escenario importante, como prevención de adicciones, violencia, suicidio, depresión, enfermedades mentales, embarazo adolescente y lesiones.
¿Por qué es necesario que se modifique el etiquetado actual de alimentos?
—Somos el único país que sin estar en estado de desastre social —como una guerra o la epidemia de VIH en los años 80— no sólo no ha aumentado en su esperanza de vida al nacer, sino que se ha reducido, y en esto se relacionan directamente el sobrepeso, la obesidad y la diabetes.
El etiquetado es un mecanismo de información inmediata y de advertencia para que los consumidores reconozcan los productos que no son saludables. Desde 2016 tenemos un tipo de etiquetado conocido como GDA, que quiere decir Guía Diaria de Alimentación, y son esas pequeñas etiquetas con porcentajes, números, miligramos y calorías que se ven cuando uno trae lentes o trae una lupa en la parte frontal de los productos; el problema es que no es entendible y así no abona a reducir las enfermedades metabólicas, porque la gente, al no entender, no está informada.
¿Cuál es el nuevo modelo?
—Es un modelo que se ha usado en Chile y ha dado resultados benéficos, hasta los niños lo entienden. Las personas no se detendrán a hacer cálculos sobre el contenido, sólo escogerán el que tenga menos sellos. Este etiquetado tiene forma de octágono, que nos recuerda la palabra “alto” o stop, o como se diga en cualquier idioma. Básicamente, la idea es tener un sello por cada uno de estos componentes —sal, azúcares, grasas saturadas, calorías en exceso—. Los sellos serán color negro y de un tamaño estipulado por la norma y será obligatorio ponerlo en la cara frontal del producto. Mientras haya más sellos, mejor, porque la gente no elegirá esos productos, reducirá su consumo y se combatirá la obesidad y la diabetes.
¿Cuál es el principal reto que enfrenta el nuevo modelo?
—La resistencia de la industria ha puesto pretextos, como que este modelo provocaría una pérdida económica, pero hasta ahora no han mostrado evidencia de afectaciones económicas o de desempleo; lo que sí ha pasado, en países como Chile o Estados Unidos, es que los fabricantes reformulan sus contenidos, haciendo que sean más saludables.
¿Eso es lo que se busca? ¿Que haya una reformulación?
—Exacto. Que el sector empresarial demuestre conciencia hacia el pueblo de México y haga lo que hicieron en Chile: reformular. La industria pensó, creativamente, en meter productos saludables para explotar ese mercado. Marcas incluso clásicas, con altísimos volúmenes de venta de bebidas azucaradas emblemáticas de compañías de Estados Unidos reformularon, y ese mismo producto, con etiqueta roja y letras garigoleadas. El contenido de azúcar que se tiene en Chile es sustancialmente diferente al que tiene México, por lo que sí se puede reformular.
¿Cuándo se aprobaría el nuevo modelo de etiquetado?
—Los legisladores de la Comisión de Salud, por consenso, aprobaron un dictamen de una propuesta de modificación a la Ley General de Salud y otras leyes que da el mandato para que se establezcan criterios mínimos de etiquetado de advertencia. En una reunión con integrantes de la industria, el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Mario Delgado, dejó claro que el 1 de octubre se va a pleno para votación, y espero que para la aprobación.
Después viene la fase del Senado por tratarse de un cambio de ley general, y ojalá que los senadores actúen con responsabilidad social, con congruencia, y defiendan los intereses públicos con la aprobación, porque es una catástrofe que urge detener.
En cuanto al metotrexato, ¿se avecina otra crisis?
—Varios de los elementos más escándalosos están ligados a un posible fenómeno de desinformación.
Cuando surgió el desabasto se le echó la culpa a la Cofepris diciendo que, por una acción administrativa, la empresa productora se había visto impedida de abastecer al Hospital Infantil de México Federico Gómez, pero lo que se encontró fueron anomalías en los procesos de calidad y de inocuidad, entonces no es capricho administrativo. La Cofepris actuó conforme a la ley.
Lo que sucede es que las grandes empresas estaban acostumbradas a que estos procesos de vigilancia eran de rutina y salían rápido, pero ya vieron que no, por eso apelan al dolor de los pacientes y se hace una cadena de desinformación.