En memoria de los inmigrantes fallecidos en el incendio del albergue en Ciudad Juárez.

Históricamente se han visto a las inmigraciones como un problema. Quienes deciden dejar su país en busca de mejores oportunidades de vida tienen que cruzar un calvario: persecución por parte de las autoridades, la violencia del crimen organizado y el abuso de los “coyotes”. ¿No es momento de cambiar tan errónea visón y dimensionar la importancia que tienen los inmigrantes para las naciones con economías desarrolladas?

Antes de una respuesta pensemos los siguientes datos:

Hace un siglo Europa representaba el 25% de la población mundial y la edad promedio era de 30 años; en la actualidad representa el 10% de la población mundial.

Datos de la ONU nos dicen que en el año 2050 Europa, Estados Unidos y Canadá representarán el 12% de la población mundial; mientras que Asia representará el 60%.

Actualmente en África la edad promedio es de 19 años; mientras que en América Latina es de 29 años.

Analicemos lo datos: el corazón de occidente –Europa, Estados Unidos y Canadá- tenderán a envejecer y a tener una disminución en su población; Asia se convertirá en el nuevo corazón económico del mundo y con ello vendrá un cambio cultural en nuestras naciones, pero también un problema ecológico: serán naciones que generarán mayor contaminación y necesitarán mayores recursos naturales; América Latina empecerá a envejecer dejando pasar su boom demográfico; y África con todas sus desigualdades hará que sus habitantes busquen mejores condiciones en los países del norte.

En medio de los cambios demográficos se observa la necesidad de las inmigraciones, necesarias para mantener a las economías de las naciones del norte, en las cuales sus poblaciones tienen una tendencia a envejecer y ello les hará perder terreno ante el monstruo asiático. Los habitantes de América Latina y África son necesarios para mantener a flote las economías del norte. Lo cual, dichos países parecen no haberse percatado, y por ello actúan de una forma tan inhumana con las personas que desean cruzar sus fronteras. ¿Estarán

dispuestos a cambiar sus políticas hacia los inmigrantes o se quedarán anclados en su visión nacionalista?

Y mientras el norte no entiende la importancia de las inmigraciones, el sur –América Latina y África- han perdido el tiempo sin crear las condiciones de desarrollo para hacer que su boom demográfico junto con la abundante cantidad de recursos naturales que poseen generé riqueza en sus países. Si las cosas siguen así en 2050 nuestras naciones no solo seguirán siendo desiguales y pobres, sino que tendrán un problema de envejecimiento que impactará en sus economías.

En 2050 el mundo será otro y parece que América Latina y África llegarán tarde. Seguirán esperando que el norte resuelva sus problemas –a través de remesas- mientras la corrupción gubernamental despilfarra los recursos y sepulta la oportunidad de desarrollo de nuestras naciones.

En resumidas cuentas: el corazón de occidente representará menos porcentaje de la población mundial; América Latina y África envejecerán; y pareciera que Asia será la hegemonía que dominará en este panorama incierto, y no sería extraño que para solucionar su sobrepoblación busquen extender sus economías a nuestras naciones. Occidente estará en su ocaso y oriente en su plenitud. El escenario es hipotético, pero lo cierto es que mañana como hoy se necesitarán de las emigraciones para mantener las economías de las naciones desarrolladas, o quizá podríamos cuestionarnos para terminar: ¿Serán capaces América Latina y África de dejar de importar su boom demográfico y utilizarlo para garantizarse un futuro diferente.

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