Ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar: la maté por miedo, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.

Eduardo Galeano

Lo que vivimos el domingo 8 en la marcha de mujeres en la Ciudad de México tuvo varias características que la hicieron única: una protesta con rostro de la rabia femenina a flor de piel y la energía acumulada en un reclamo sin medias tintas: “Basta ya, nos están asesinando”. Todas las voces se concentraban y estallaban; la amplitud de la convocatoria unió, por primera vez en una marcha de entre 80 mil y un millón, a mujeres de todos los conglomerados feministas; participaron mujeres de todas las edades, destacando las mujeres jóvenes, adolescentes, madres con hijas, pero también las abuelas todas levantaron una sola voz contra los feminicidios y la violencia, secuestros, violaciones, golpes, desapariciones por el sólo hecho de ser mujeres; la sonoridad y sororidad de las mujeres que marcharon destacaron.

Marcharon y gritaron durante horas con energía y rabia frente a la violencia y el machismo. Basta de violencia, de asesinatos, lloramos cada uno de los feminicidios, levantamos la voz con rabia: basta ya. Reaparecían las lágrimas por los brutales feminicidios de Abril, de Ingrid, de la pequeña Fátima, de 7 años, secuestrada, torturada y asesinada… y sólo se investigó entre 2015 y 2018 el 7% de los delitos contra mujeres.

Nunca antes en la historia de México hubo una marcha multitudinaria de esas dimensiones, con esa unidad y esa rabia. En 2019 hubo 3 mil 825 asesinatos: mil fueron catalogados como feminicidios. La marcha fue impresionante, multitudinaria y unificada. Femicidios, fracaso de México, dijo la ONU.

Una protesta con rostro de rabia
Una protesta con rostro de rabia

Una demanda mundial

Lo que vivimos en la gran marcha del domingo 8 fue algo más que la expresión de la rabia contenida. Fue el estallido de una insurgencia femenina, como nunca antes en México, que tendrá continuidad hasta el fin de la violencia machista que se reproduce con la impunidad y la falta de protección a las mujeres que sufren violencia y que denuncian. En México, no se investiga ni se juzga con perspectiva de género.

La vigorosa protesta femenina del domingo 8 en México se extendió a alrededor de 60 ciudades en 26 estados. Las mujeres se manifestaron también en decenas de ciudades del mundo lo mismo en Berlín que en París y en América Latina donde destacó la protesta en Chile. Es mundial la demanda de las mujeres por el fin de la violencia y por la igualdad, así lo manifestaron en decenas de ciudades.

Lo que está en crisis es el patriarcado, que tiene 5 mil años: el poder del hombre sobre las mujeres, con el machismo y la violencia como su expresión extrema. El avance de las mujeres, a pesar de los obstáculos y la discriminación, ha vulnerado al machismo. Las mujeres se abren caminos en las universidades en todas las disciplinas, e incluso más lentamente en el poder político, así como en gobiernos de estados y municipios donde gobiernan mujeres, a pesar de todos los obstáculos.

Construir un sistema verdaderamente igualitario, requiere la participación de los hombres y el fin del machismo. Afortunadamente, las nuevas generaciones de hombres y mujeres van abriendo camino.

No es la misma visión de la igualdad de género la de nuestros padres y la de nuestros hijos ahora, de la generación de los milenials.

Aunque no se puede perder de vista las resistencias y creciente agresividad del machismo cuya cultura se habrá de derrumbar. Debemos hacer realidad la igualdad jurídica de la mujer y el hombre reconocida por Convenciones Internacionales, promovidas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Convenciones aprobadas y suscritas por México y que por lo tanto obligan. Desde mediados del siglo XX hay igualdad jurídica entre el hombre y la mujer. Las mujeres han mostrado que tienen las mismas capacidades que los hombres: en la literatura Sor Juana Inés de la Cruz; en la Ciencia Marie Curie; en la Literatura Gabriela Mistral; en la Política y en torno a la Paz Rigoberta Menchú, estas tres recibieron sus Premio Nobel. Y para reflexionar ahí está Simone de Beauvoir, con su ensayo El Segundo Sexo que sacudió al mundo en 1949.

La igualdad entre géneros debe ser vista como parte fundamental de la solución de muchos problemas que nos agobian, tanto a nivel local como a nivel global, escribió Juan Ramón de la Fuente, actualmente Embajador de México ante Naciones Unidas. “Una cultura patriarcal arraigada que se traduce en la práctica en formas misóginas de actuar y proceder, ha surcado brechas profundas entre hombres y mujeres con evidentes desventajas para estas últimas. No hay ningún plano de la vida que se salve: ni en lo político, ni en económico, ni en lo social. Las asimetrías son insostenibles.

Generación igualdad

El lunes 9 las mujeres en la CDMX mostraron otro rostro de la protesta con el paro nacional, algo nunca visto: no fueron a trabajar más de 2 millones de mujeres en la Ciudad de México. Estuvieron ausentes de escuelas y universidades; no realizaron labores de cuidados en el hogar; ni en los hospitales; estuvieron ausentes de tiendas y restaurantes; fueron pocas las que llegaron a los mercados, mostraron su fuerza pacíficamente con el vacío de su fuerza en una enorme cantidad de labores, mostraron que son indispensables. El vacío que dejaron fue enorme.

Generación Igualdad es el nombre que propone Naciones Unidas para reactivar una plataforma de acción que permita alcanzar la igualdad de género.

El Presidente tiene una deuda de empatía y diálogo con las mujeres. México debe ser parte de lo que la ONU llama GENERACIÓN IGUALDAD. Es urgente solucionar el problema de la violencia contra las mujeres, para hacer realidad la igualdad de género.

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