En las montañas al norte de Santiago de Cuba se levanta un pueblo que está vinculado directamente al triunfo de la Revolución en 1959, donde se encuentra la tumba que acogerá los restos del saliente presidente cubano, Raúl Castro Ruz, y en el cual sus habitantes continúan con su pacífica vida, pero mirando de reojo la transición que se asoma en el país y que hoy miércoles da inicio en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).

Segundo Frente se constituyó formalmente como un municipio de la provincia de Santiago de Cuba en 1976, pero su historia es mucho más compleja y se remonta a las luchas por la independencia en el siglo XIX.

La zona, conocida como Mayarí Arriba, fue escenario de importantes batallas contra los españoles y fue visitada por prácticamente todos los héroes militares de la República, como José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Guillermón Moncada, Antonio y José Maceo, Máximo Gómez, entre muchos otros.

La importancia estratégica-militar de esa cadena de montañas y valles fue valorada por Fidel Castro Ruz en su guerra contra el gobierno de Fulgencio Batista, por lo que nombró comandante a su hermano Raúl y le encomendó abrir un segundo frente guerrillero allí para dividir las fuerzas del ejército batistiano.

Así, el 1 de marzo de 1958, el hermano menor de los Castro Ruz partió con 67 hombres desde la escarpada Sierra Maestra para formar un segundo bastión guerrillero que controlara la zona

y aglutinara las actividades guerrilleras bajo un solo mando centralizado.

De esa gestión nació 10 días después el llamado Segundo Frente Frank País, dedicado a la memoria de un importante dirigente opositor a Batista que fue asesinado por el gobierno.

Tras el triunfo de la Revolución, el pueblo siguió operando, pues allí se formó una especie de laboratorio de lo que sería establecido finalmente en toda Cuba tras el triunfo de los barbudos de Fidel Castro Ruz, sobre todo en cuanto a la reforma agraria, ya que el poblado fue la sede del Congreso de Campesinos en Armas, un importante hito en el triunfo de los guerrilleros.

Raúl Castro Ruz fue la pieza clave en todo lo que aquí ocurrió y los que combatieron bajo sus órdenes tienen recuerdos lúcidos de lo que pasó tras el triunfo de la Revolución y bajo la tutela del hoy presidente.

“Esto es obra cien por ciento de la Revolución. Cuando nosotros llegamos aquí sólo habían dos o tres casitas de guano (una especie de penca o paja que se usa en el campo cubano para tapar techos), dos o tres casas propiedad de gente con dinero como Puyán, en el pueblo de Mayarí, pero lo demás eran casitas de guano. En la entrada del pueblo por donde está la lechería, eso era un barrio de casas de guano”, explicó a El Nuevo Día el excombatiente de 80 años, Ernesto Heredia Hernández, hoy jubilado.

“Esto era lo más insalubre que había. Aquí no había nada. Entonces nosotros entramos aquí bajo un proceso, construyendo la carretera, construyéndose poblados, algunas casas, se hizo la tienda, el hospital… y así fue progresando esto”, agregó el hombre en su humilde casa en Segundo Frente, donde decidió quedarse a vivir y formar una familia.

“Yo siempre he dicho que la Revolución se hizo con los jóvenes. Yo tenía 18 años cuando me enrolé en la Revolución, y cuando me alcé habíamos alrededor de 120 o 130 compañeros, y mayores de 40 habrían seis o siete compañeros. Todos eran jóvenes, la Revolución la hicieron los jóvenes y yo confío en ellos. Fidel, Raúl, en el caso mío que tenía 18, había muchos compañeros con menos edad, que no tenían edad laboral y se alzaron”, rememoró.

“Por eso creo que la nueva generación es capaz y Cuba está lista. En primer lugar, ¿cuántos jóvenes hay en la frontera con la Base Guantánamo? Ahí es donde está el mayor peligro. ¿Cuántos jóvenes están en las Fuerzas Armadas Revolucionarias? ¿Cuántos cumpliendo misiones internacionalistas?, médicos, maestros, deportistas… Es la juventud la que está lista”, añadió.

Esa transferencia de poder a una generación que no combatió en las montañas ni se formó en la clandestinidad de las ciudades, no le quita el sueño a los residentes de esta remota comunidad, la cual confía plenamente en que el presidente Raúl Castro Ruz ha preparado todo para una transición pacífica y ordenada.

“Pienso que todo este proceso es una continuidad, porque se ha venido hablando del tema y trabajando a lo largo de todos estos años, a través de la historia y las diferentes asignaturas en las escuelas primarias y en todas las enseñanzas, pienso que la continuidad está asegurada. No hay problema en eso”, sostuvo el maestro Melquiades Leiva Naranjo, quien educa a niños de escuela primaria en Segundo Frente.

“Las nuevas generaciones y la sociedad están preparadas para asumir este papel, con sus particularidades, pero pienso que está creada la base… Las nuevas generaciones, incluso las actuales, están en un proceso de rectificación y de actualización del modelo socialista, que es en lo que se debe seguir trabajando. Es la continuidad, adaptando a los nuevos tiempos la sociedad, a las condiciones actuales en las que se está trabajando”, manifestó el profesor, quien llevó a sus estudiantes a un paseo por el Mauseleo del Segundo Frente, un impresionante recinto que recoge los restos de los muertos en combate en la zona y de los soldados que sirvieron aquí, pero que mueren luego de la Revolución.

Su más célebre inquilino será el presidente Raúl Castro Ruz, quien ha dejado claro que cuando muera quiere ser sepultado en el Mausoleo, junto a sus camaradas y su fallecida esposa y líder guerrillera Vilma Espín, que ya descansa en una piedra enorme que hace de tumba, y que tiene los nombres de ella y de su esposo grabado en sendas lápidas.

Esa cercanía con Castro Ruz hace de este municipio uno muy particular y diferente al resto de Cuba. Por estos lares se defiende la Revolución a ultranza, aunque eso no significa que no se critique. Esta zona es de esas donde los pobladores agradecen lo poco que tienen y su vida humilde, una filosofía compleja de entender fuera de su contexto ideológico y social.

“Para mí es un orgullo haber nacido aquí en el Segundo Frente, que es cien por ciento obra de la Revolución. Antes aquí no se contaba con nada y se construyó un hospital. Escuelas y círculos infantiles que nunca antes existieron, todo gracias a la Revolución, porque eso no existía”, indicó a El Nuevo Día la santiaguera Yilena Torres, de 29 años y veladora del Complejo Histórico Segundo Frente, en el área del Mausoleo.

“Mis padres nacieron casi con la Revolución, pero mis abuelos son de aquí y para ellos la situación era bastante difícil. Antes todos eran campesinos y ahora es un orgullo para cualquier campesino tener un hijo que sea, por ejemplo, abogado o médico, sin pagar un centavo. Antes no se podía, porque todo costaba y un hijo de campesino sólo podía ser eso, campesino. En la actualidad todo ha cambiado”, añadió.

En Segundo Frente están a la espera, como en toda Cuba, de la llegada de un nuevo presidente que no tiene apellido Castro Ruz. Su espíritu, formado en una disciplina socialista más rígida y característica de las provincias orientales, confía en que esa Revolución que Raúl Castro Ruz dirigió en sus montañas va a continuar, aunque con sus ajustes.

“Con el nuevo proceso que se va a realizar, que se le entrega el mandato de la revolución cubana a la nueva generación, es algo nuevo, pero puede ser también bueno, porque imagino que detrás de ese joven va a estar también ese revolucionario apoyándolo, aconsejándolo para que todo siga igual que antes”, manifestó Yilena.

“Imagino que quienes asuman la responsabilidad deben seguir dándole fuerza a lo que es el patrimonio revolucionario para que las siguientes generaciones que vienen sigan conociendo lo que era Cuba, lo que es y lo que será. Porque si no mostramos la historia, lo que fue y lo que actualmente es, el pueblo no va a saber y no va a poder definirse por lo que es realmente importante”, agregó la joven madre de un niño que es formado en los preceptos de una Revolución que, dependiendo de quien la juzgue, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

lsm

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