Washington.— La incertidumbre es enorme sobre el futuro de Reino Unido y qué pasará en el arduo, costoso y dudoso proceso de Brexit. Suceda lo que suceda, el impacto será global, incluyendo la “relación especial” que tienen las islas británicas con la que fuera su colonia y se convirtió en principal aliado y socio: Estados Unidos.

Ese nexo, a decir de Erick Brattberg, director del programa de Europa del Carnegie Endowment for International Peace, “se ha deteriorado en los últimos años” por culpa de Donald Trump, que, según el experto, “no valora” a los aliados tradicionales y mantiene una relación “tensa” con la primera ministra Theresa May.

No coincide el doctor Ted Bromund, experto en relaciones angloamericanas del conservador Heritage Foundation: “No ha pasado nada muy dramático a esta relación especial”, explica a EL UNIVERSAL. En su opinión, pese a que “evidentemente el liderazgo de presidentes y primeros ministros importa”, la “profundidad” de la relación impera y no ha afectado tanto.

El apego de Trump por el Brexit tiene, según los expertos, dos razones: su sentimiento antiestablishment y su deseo de acuerdos comerciales bilaterales. “Trump ve el Brexit como una analogía de su propia trayectoria política, compartiendo los mismos sentimientos antiestablishment. Trump también es profundamente escéptico de la Unión Europea (UE) y ve el Brexit como importante para una Unión Europea más débil”, apunta a este diario Brattberg.

“Trump cree en Estados-nación autónomas”, recuerda Bromund, mientras “la Unión Europea cree en el control de Estados-nación autónomas por una élite superior”. “El Brexit es sobre la restauración de la autonomía británica, por tanto, Trump apoya al Brexit”, resume.

Los expertos coinciden en que la principal razón del mandatario estadounidense para apoyar el Brexit es “su deseo de una alianza económica comercial más cercana entre EU y Reino Unido”. John Bolton, asesor en seguridad nacional de Trump, insistió esta semana en que Trump “ha dejado claro que quiere que se resuelva este asunto que permita a EU y Reino Unido llegar a acuerdos comerciales otra vez”. Bromund ve eso como un enorme beneficio para Washington: permitirá crear un área de libre comercio y, con la aparición de Reino Unido como nuevo ente comercial, habrá “un nuevo actor a favor del libre mercado” que podría inclinarse a las tesis de Washington.

Bromund apunta otro elemento: “La salida de Reino Unido de la Unión Europea debilita los esfuerzos de la UE de desarrollar una capacidad militar separada; los esfuerzos de la UE son malos para la OTAN, que representa el compromiso en defensa de EU para Europa”.

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