Orlando, Florida.— El presidente estadounidense Donald Trump lanzó anoche formalmente su campaña por la reelección, con el mismo discurso nacionalista de siempre, en el que los demócratas son como el diablo, pero en el que, esta vez, México pasó de ser el enemigo al que obligará a construir el muro, a un aliado que está ayudando a contener las caravanas de migrantes.

Pasaron unos 30 minutos antes de que Trump se refiriera al tema migratorio ante los alrededor de 20 mil seguidores presentes en el Amway Center de Orlando. Acusó a los demócratas, a esa “mafia de izquierda”, de defender a los indocumentados porque creen que así obtendrán votos. “No pudimos lograr que votaran por el muro”, dijo, mientras la gente lo ovacionaba y lanzaba el grito de: “¡Construye el muro! ¡Construye el muro!”. Igual que en su campaña de 2016, aseguró que “lo construiremos”.

Sin embargo, esta vez no hubo advertencia a México de que tendrá que pagar por él. En vez de ello, aseguró que tendrá un “diseño mejor, más fuerte” y, sobre todo, “será más barato”. Y defendió la necesidad de una barrera. “¿Se pueden imaginar esas caravanas [de migrantes], si no tuviéramos las barreras y muros que ya están en su lugar? Este país sería un desastre”, dijo.

Tampoco hubo recriminaciones como las que en el pasado hizo a México por sus “abusos”, o por enviar a “lo peor de su gente”; esta vez, dijo que “México ha sido de gran ayuda” para detener las caravanas de migrantes que atraviesan el país con destino a Estados Unidos. En cambio, acusó a los demócratas de ser los únicos que no cooperan para cambiar unas leyes migratorias que, según él, son “una desgracia”.

Horas antes, había amenazado con que las autoridades migratorias se concentrarán la próxima semana en realizar arrestos a gran escala de “gente que viene a nuestro país y que viene ilegalmente. Ellos tienen que salir”. El lunes dijo que “millones” de indocumentados serían “removidos” de EU (según CNN, senadores habrían llegado a un acuerdo para un paquete por 4 mil 600 millones de dólares para atender el tema del flujo de migrantes).

El resto del discurso, Trump se centró en los que considera sus logros y describió un EU que pareciera casi un paraíso, con una economía que “es la envidia de todos. Es quizás la mejor economía que hemos tenido en la historia de nuestro país”. De los demócratas, dijo que son unos “radicales llevados por el odio, el prejuicio y la rabia”. Como si Hillary Clinton, ex candidata presidencial demócrata, siguiera en contienda, Trump no se cansó de criticarla, al igual que a las fake news, al mostrarse como una víctima que ha sido atacada como “nunca se había visto”. Y sin embargo, dijo, ha triunfado sobre las pesquisas en su contra, las falsedades y la “cacería de brujas”.

En política exterior tampoco hubo novedades. Presumió como grandes logros el tratado comercial T-MEC, el haber “salvado” a EU del “desastroso” acuerdo nuclear con Irán, su lucha contra los regímenes “comunistas, corruptos” de Cuba y Venezuela. Además de la “completa erradicación” del Estado Islámico.

Con todas esas cualidades, Trump ve imposible no ganar en las elecciones de 2020. “¡Vamos hacia la victoria!”, dijo. Y convirtió su lema de la anterior campaña: “Hacer Grande a América Otra Vez”, en “Mantener Grande a América”. Por eso, convocó a un “terremoto en las urnas. Lo hicimos una vez y lo haremos otra vez, y esta vez terminaremos el trabajo”.

Sin embargo, mientras en el Amway Center todo eran ovaciones a Trump y pedidos de “otros cuatro años”, afuera unas 3 mil personas se reunieron para advertir al magnate que le harán frente. La gente se organizó en torno al bar Stonewall y aunque la lluvia impidió hacer volar el globo Baby Trump, que ya es una figura común en las protestas antiTrump, hubo aplausos generalizados cuando fue inflado en las inmediaciones del local, en un acto que contó con la actuación de mariachis y hasta de una drag queen.

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