El sacerdote Jorge Delpiano -uno de los chilenos que estarán más cerca del Pontífice en esta visita- conoció al padre Jorge Bergoglio en el año 60, en Santiago.

Ambos estaban en la casa de los jesuitas , pero el chileno iniciaba su carrera al sacerdocio mientras que el argentino ya había hecho los votos.

En esa ocasión apenas cruzaron palabras. Claro que la vida los fue reuniendo en distintos encuentros.

Volvieron a coincidir en Santa Fe el año 1965, cuando Delpiano estaba estudiando en Argentina y visitó el colegio donde Bergoglio trabajaba.

Pero fue en 1992, luego de que Delpiano le enviara una carta felicitándolo por su nombramiento como obispo auxiliar de Buenos Aires, que Bergoglio hizo un gesto que el chileno no olvidaría.

"Lo acompañaré en algunos recorridos"

El sacerdote le había dicho que tendría una escala de 40 minutos en Argentina antes de continuar con su vuelo y que en ese momento rezaría por él, pero Bergoglio insistió en ir a verlo desde Buenos Aires al aeropuerto de Ezeiza para agradecer su carta y conversar durante esa breve escala.

-"Qué bueno que te animaste a escribir esa carta", me dijo. Recuerdo que hubo mucha sintonía. Nos entendimos muy bien. Para mí ese es el inicio de la amistad con él.

Jorge Delpiano estuvo ayer durante el día en el Nunciatura Apostólica y luego partió al aeropuerto de Santiago por expresa petición del Pontífice, a quien le dio un afectuoso abrazo.

Forma parte del "Séquito Papal" en calidad de "invitado del Santo Padre", esto quiere decir que estará presente en las actividades tanto en Santiago como en Iquique y Temuco.

Incluso, comenta, "lo acompañaré en algunos recorridos" y abordará con él uno de los vehículos. "Ahí espero que tengamos oportunidad de conversar", dice.

Cuando se le pregunta cómo la formación jesuita ha marcado al Pontífice, Delpiano responde:

"Se nota en la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, que está centrada en dos cosas. Una es la encarnación. El hijo de Dios que se despoja de su rango y pone su carpa en nuestro campamento para compartir la vida de cada hombre y de cada mujer. Entonces, la espiritualidad cristiana no puede ser desencarnada. No se puede ser muy devoto y por otro lado, vivir de cualquier manera".

Lo segundo, dice, "es que el Papa muestra su impronta jesuita cuando pone énfasis en el discernimiento. Es percibir frente a situaciones concretas qué es lo que Dios está susurrando, qué es lo que quiere. El Papa tiene mucho del sentido del discernimiento. Aparece en sus documentos, en sus homilías".

Para el sacerdote chileno, el Pontífice es un hombre cercano y cálido, culto y abierto a distintas expresiones artísticas. "Es el primer Papa que cita una película -La fiesta de Babette- en un documento de la Santa Sede".

Finalmente, dice: "Hay que escuchar lo que nos va a hablar de Dios. Va a hablar de un Dios muy aterrizado, muy encarnado en nuestro mundo. Pero no todo depende de lo que el Papa nos diga, sino de cómo resuenan en nosotros esas palabras".

lsm

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