Los senadores republicanos se encaminaban anoche a su ansiada victoria legislativa, por la mínima, en el tema de la reforma fiscal, señalando tener los “votos necesarios” para la aprobación, en lo que sería el primer triunfo conservador tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.

A primera hora de la mañana, el presidente Trump prometió en su Twitter que los senadores republicanos estaban trabajando “duro para aprobar los mayores recortes de impuestos de la historia del país”, una ley que “mejoraba” con el paso de los debates internos.

Antes del mediodía, el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, anunciaba con bombo y platillo que, tras muchas horas de discusión de última hora, “tenemos los votos” —necesitan 50 mínimo— para sacar adelante la tan ansiada reforma fiscal y recorte de impuestos.

Pasaron las horas, pero el texto final que se iba a someter a votación no aparecía. Entre lo que se dio a conocer estaba la mínima reducción de impuestos a todos los ingresos hasta 2025, el fin de las exenciones fiscales individuales, la derogación de deducción de impuestos locales y la reducción del impuesto de sociedades, de 35% a 20%, a partir de 2019. Un análisis de la propuesta revelaba que añadiría un billón de dólares a la deuda de EU en una década.

Entre los últimos conservadores que se pasaron al “sí” tras muchas dudas estaba Jeff Flake (Arizona), quien vio cómo sus condiciones, incluido el compromiso de tener una solución cuanto antes para los jóvenes indocumentados protegidos de la deportación por el programa DACA (dreamers), eran incorporadas por el liderazgo conservador.

La Cámara de Representantes aprobó el 16 de noviembre un proyecto de reforma fiscal, que tendrá que ser armonizado con el del Senado para luego volver a votar el texto unificado. Los republicanos se esfuerzan por sacar adelante la ley antes del periodo vacacional de finales de diciembre.

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