Religiosa y discreta, la futura primera dama brasileña, Michelle Bolsonaro , se mantuvo lejos de los focos hasta ahora, pero con la elección de su marido Jair Bolsonaro como presidente de Brasil , deberá enfrentar una etapa de mayor exposición.

Michelle de Paula Firmo Reinaldo

, de 36 años, oriunda de Brasilia, conoció a Bolsonaro en 2007 en el Congreso, donde trabajaba como secretaria. La chispa de la pasión encendió rápido y poco tiempo después, el entonces diputado le hizo una oferta laboral que derivó en un matrimonio civil. La relación le costó el empleo a Michelle, por tratarse de un caso de nepotismo.

El conservador Bolsonaro, de 63 años, se casó y divorció dos veces antes de encontrar a Michelle, y tuvo cuatro hijos en esos matrimonios previos. Orgulloso de su prole masculina, el ultraderechista llegó a afirmar que tuvo una "flaqueza" cuando concibió a Laura, su hija menor.

De gustos simples, en las pocas participaciones públicas dice que aprendió a "no negar agua ni comida a nadie" y se define como alguien dedicado a las personas con deficiencia.

Aprendió lenguaje de señas, y en una rara entrevista durante la campaña dijo que realizaría "todas los trabajos sociales posibles. Es un llamado que yo tengo, estar próxima a personas con deficiencias, a los sordos. Tengo mucho amor por esa comunidad".

El tono melódico de su voz contrasta con el estilo marcial de su marido, quien sólo tiene palabras de amor para esta rubia de fe tan comprometida que en sus nupcias eclesiásticas en 2013 prohibió música en vivo y escuela de samba, según reseñó el diario Folha de S. Paulo.

Ella tampoco escatima expresiones de admiración por el ex capitán del Ejército que se hizo con la presidencia de Brasil al derrotar al académico de izquierda Fernando Haddad .

Jair Bolsonaro "es humano, se preocupa por las personas, es un ser maravilloso, quien convive con él sabe que él es así", decía Michelle en un video difundido por uno de los hijos de Bolsonaro este año.

Madre de dos hijas, una de 16 años de una primera relación, y de la pequeña Laura Bolsonaro de 8 años, Michelle es, según medios nacionales, una mujer de pulso firme.

"Ella no se las pone fácil. Está siempre pendiente de lo que las hijas hacen. Bolsonaro dice que cuando ella está en el comando, peleando con las hijas, él ni se mete por miedo", comentó el pastor evangélico Silas Malafaia, amigo y casamentero de la pareja, citado por el portal G1.

Bolsonaro profesa la fe católica, pero eso no le impide acompañar a Michelle a veces a la iglesia baptista los domingos.

Con la victoria de Bolsonaro, el matrimonio deberá abandonar su residencia en Río para instalarse de vuelta en Brasilia, esta vez con un papel más protagónico.

Por otra parte, luego de que Bolsonaro, un excapitán del Ejército de 63 años conocido por sus frases misóginas y racistas, ganara este domingo por 55% de los votos la presidencia de Brasil ante el candidato izquierdista Fernando Haddad, la ONG Human Rights Watch hizo un "llamado urgente" a proteger los derechos democráticos en Brasil tras la victoria del ultraderechista, asegurando que se unirá a jueces, periodistas y a la sociedad civil contra cualquier intento de erosionar las "instituciones".

"Brasil tiene jueces independientes, fiscales y defensores públicos comprometidos, valientes reporteros y una vibrante sociedad civil", dijo el director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, en un comunicado titulado "Brasil: un llamado urgente a proteger los derechos".

"A ellos nos uniremos para enfrentar cualquier intento de erosionar los derechos democráticos y las instituciones que Brasil construyó laboriosamente en las últimas tres décadas", continuó.

"Human Rights Watch va a monitorear de cerca la retórica y las acciones del gobierno de Bolsonaro", que debe asumir el próximo 1 de enero, señaló.

La ONG recordó algunas declaraciones polémicas del presidente electo, como la que hizo hace días contra sus adversarios de izquierda, refiriéndose a ellos como "marginales rojos" que "serán desterrados". También cuando dijo en 2003 a una diputada que no la violaría porque "no lo merece" o cuando aseguró que prefería que un hijo suyo muriera en un accidente de tránsito a que fuera gay.

Igualmente, HRW recordó que más de 140 reporteros fueron acosados, amenazados y en algunos casos atacados físicamente mientras cubrían el proceso electoral, citando a la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji).

rmlgv

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