El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció ayer la retirada de una gran parte de las tropas rusas de Siria, en una visita sorpresa al país árabe durante la que se reunió con el presidente Bashar al-Assad. El Pentágono reaccionó con escepticismo a la medida.

“Una gran parte del contingente militar ruso en la República Árabe de Siria regresa a casa, a Rusia”, dijo Putin durante su primera visita a la base aérea de Hamaimim, en la provincia de Latakia, donde mantuvo un encuentro con Al-Assad durante la inspección de las tropas.

Frente a los soldados, el jefe del Kremlin afirmó: “El objetivo de la lucha contra los criminales armados en Siria, que requería los medios de gran envergadura de las fuerzas armadas, fue alcanzado en su totalidad, y de manera brillante.

“Ustedes regresan como vencedores a su patria, a sus familiares y sus amigos. La patria les espera, amigos. Buen viaje. Les doy las gracias por el servicio”, dijo el mandatario.

Al Assad agradeció a Putin la ayuda, al destacar que la sangre de mártires rusos está mezclada con la sangre de mártires sirios. “Esta sangre es más fuerte que el terrorismo y los mercenarios y quedará grabada en la memoria de generaciones futuras”, afirmó.

Durante su encuentro con Putin, Al-Assad señaló, según la agencia estatal de noticias SANA, que la visita del mandatario ruso “es una oportunidad para discutir la segunda fase de la lucha contra el terrorismo y al mismo tiempo el proceso político en Siria”.

Putin también se reunió ayer con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, donde anunció que el denominado “Congreso de los Pueblos de Siria” se realizará a inicios de 2018.

“Se espera que los participantes [de la conferencia] de Siria aborden cuestiones importantes como la composición del futuro Estado, una Constitución y elecciones bajo supervisión de la ONU”, dijo Putin.

Prevén que la fecha del encuentro se dé a conocer en la próxima ronda de diálogo sobre la paz en Siria en Astaná, los días 21 y 22 de diciembre. Rusia, Irán y Turquía actúan desde principios de año como mediadores del conflicto.

En tanto, el Pentágono reaccionó con escepticismo. “Las declaraciones rusas sobre la retirada de sus fuerzas no suelen corresponderse con una reducción real de sus efectivos y no afectan las prioridades de Estados Unidos en Siria”, aseguró un portavoz del Pentágono, mayor Adrian Rankine-Galloway.

“La coalición internacional seguirá operando en Siria en apoyo a las fuerzas locales para lograr la derrota militar del Estado Islámico (EI) y estabilizar los territorios liberados”, dijo.

Desde septiembre de 2015, el Ejército ruso bombardea posiciones de los insurgentes en Siria, apoyando así a las Fuerzas Armadas del gobierno de Al-Assad. Organizaciones defensoras de los derechos humanos han acusado a Rusia de matar no solo a terroristas sino también a civiles.

Oficialmente, Rusia ha contribuido con su operación militar en Siria a la lucha contra el Estado Islámico (EI), que el ejército ruso aseguró que está prácticamente derrotado en ese país. El gobierno ha recuperado entre tanto el control de las principales ciudades, aunque algunos grupos rebeldes siguen activos. Agencias

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