Consciente de que regresar a Barcelona supondría su detención, y de que el gobierno de Mariano Rajoy no le permitirá asumir a distancia la presidencia de Cataluña, Carles Puigdemont anunció ayer que retira “de manera provisional” su candidatura a dirigir la comunidad autónoma española.

Su renuncia representa una nueva provocación a las instituciones españolas, puesto que el candidato que ha propuesto como relevo es el activista social Jordi Sánchez, quien está en prisión.

Puigdemont difundió ayer un mensaje en redes sociales. “Hoy he informado al presidente del Parlament que, de manera provisional, no presento mi candidatura a presidir la Generalitat [el gobierno autonómico catalán] y le he pedido que se inicie lo más rápidamente posible una ronda de consulta para nombrar un nuevo candidato. Junts Per Cat [partido de Puigdemont] propondrá a Jordi Sánchez”, anunció.

Sánchez está en prisión provisional, a la espera de un juicio por ser uno de los promotores de acosos a la Guardia Civil en los días previos a la celebración del referéndum de independencia catalana del 1 de octubre. Ahora, los tribunales deben decidir si le permiten salir de prisión y asumir la presidencia o si le prohiben acudir al pleno de investidura.

En su mensaje de ayer, Puigdemont aseguró que sigue siendo el presidente “legítimo” de Cataluña después de que Rajoy lo destituyera el 28 de octubre y de que los tres partidos independentistas volvieran a lograr la mayoría en las elecciones del 20 de diciembre.

El político aseguró que desea convocar a los miembros del Parlamento catalán “a una reunión solemne para poder impulsar esta nueva etapa”, cuyo objetivo sigue siendo la ruptura con España.

Para ello, su proyecto es establecer un “Consejo de la República que lidere el camino hacia la independencia efectiva” y crear el “Espacio Libre de Bruselas”, que quiere presentar como un gobierno en el exilio.

El nombramiento de Sánchez busca “internacionalizar” el conflicto. Si los jueces no otorgan al activista el permiso carcelario para asistir a su investidura, Cataluña seguirá sin un presidente y el equipo de Puigdemont responsabilizará a España.

Si Sánchez no pueda ser elegido el favorito sería Jordi Turull, ex consejero de Puigdemont quien está acusado de desobediencia, malversación y rebelión y, probablemente, será inhabilitado, lo que prolongaría aún más la crisis.

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