Washington.— Funcionarios de inteligencia de Estados Unidos pintaron una imagen sombría del futuro del mundo en un informe publicado ayer, en el que se menciona que la pandemia de coronavirus ha profundizado la desigualdad económica, agotado los recursos de los gobiernos y avivado los sentimientos nacionalistas.

Además, ha brindado a los regímenes autoritarios un pretexto para tomar medidas enérgicas contra la oposición política.

Esas evaluaciones están incluidas en un reporte de Tendencias Globales del Consejo Nacional de Inteligencia del gobierno. Los informes, que se elaboran cada cuatro años, están diseñados para ayudar a los responsables políticos y a los ciudadanos a anticipar las fuerzas económicas, ambientales, tecnológicas y demográficas que probablemente darán forma al mundo durante los próximos 20 años.

El de este año se centra en gran medida en el impacto de la pandemia, calificándola como la “dis- rupción global más significativa y singular desde la Segunda Guerra Mundial, con implicaciones sanitarias, económicas, políticas y de seguridad que se extenderán en los próximos años”.

La respuesta a la pandemia “ha alimentado el partidismo y la polarización en muchos países, porque los grupos discuten sobre la mejor manera de responder y buscar chivos expiatorios a quienes culpar por la propagación del virus y las respuestas lentas”, al tiempo que contribuye a los bajos niveles de confianza.

“El Covid-19 ha sacudido las suposiciones de larga data sobre la resiliencia y la adaptación, y ha creado nuevas incertidumbres sobre la economía, la gobernanza, la geopolítica y la tecnología”, dice el informe. La pandemia “está desacelerando y posiblemente revirtiendo algunas tendencias de larga data en el desarrollo humano”, como los avances en la reducción de la pobreza y la igualdad de género, menciona.

El documento ve motivos de preocupación en prácticamente todos los aspectos de la vida. Advierte que es probable que los efectos del cambio climático agraven el problema de la inseguridad alimentaria y del agua en los países pobres y aceleren la migración mundial. En el caso de México, en sus proyecciones para 2040 ve un escenario con temperaturas mucho más elevadas, con los subsecuentes daños económicos, humanos y para la agricultura.

Aunque la salud, la educación y la prosperidad familiar han logrado mejoras históricas en las últimas décadas, ese progreso será difícil de mantener debido a los vientos en contra, no sólo por los efectos de la pandemia, sino también debido al envejecimiento de la población y al crecimiento económico potencialmente más lento. Los avances en tecnología tienen el potencial de abordar problemas como el cambio climático y las enfermedades, pero también provocar nuevas tensiones.

Otro temor es la posible erosión de la confianza en el gobierno y las instituciones y una brecha de confianza entre el público y las partes mejor informadas y educadas de la población. Es posible, a la vez, un entorno geopolítico más volátil y propenso a conflictos y una cooperación internacional debilitada.

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