Río de Janeiro.— La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margarette May Macaulay, se mostró preocupada por el “discurso de odio” del presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y sus ideas para combatir los altos índices de violencia en el país.

Macaulay hizo un llamado para que los derchos humanos sean respetados en el Gobierno de Bolsonaro. Al término de su visita al país sudamericano, Macaulay calificó de “atrocidad” las declaraciones sobre seguridad de Bolsonaro, y reconoció la preocupación de la comisión por el futuro de las comunidades más vulnerables de Brasil a partir del próximo 1 de enero, cuando el excapitán del Ejército asuma el poder.

El futuro Gobierno de Brasil debe “respetar los derechos humanos de todos los brasileños, los de cada uno de ellos”, aseguró Macaulay durante una rueda de prensa con la que la CIDH finalizó la visita a Brasil, en la que evaluó la situación del país en materia de derechos humanos.

Aunque ningún miembro de la Comisión se refirió con nombre propio a Bolsonaro, la CIDH se mostró preocupada con temas que el ultraderechista ha citado desde su campaña como el empoderamiento de las Fuerzas Armadas, la limitación de los derechos de los trabajadores y la posibilidad de disminuir la mayoría de edad penal.

Bolsonaro propone blindar jurídicamente a los policías en ejercicio de su actividad. “Si uno de nosotros, civil o soldado es atacado (...) y dispara 20 veces sobre el atacante, debe ser condecorado y no ir a la justicia”, dijo en agosto en Rio de Janeiro.

“Pensamos que es una atrocidad que cualquiera, especialmente alguien que está en el más alto poder del país, pueda decir algo así, y esperamos que sea solo una declaración”, advirtió Macaulay.

Los discursos de mano dura contra el crimen, como el que Bolsonaro defendió en toda su campaña, hacen que los “fines justifiquen los medios” y eso aumenta el riesgo de muertes extrajudiciales, según los miembros de la Comisión.

“Eso no puede ser serio, así lo vemos nosotros. Es tan extremo que no podemos permitir que suceda”, valoró la presidenta de la CIDH.

“Esperamos que las investigaciones y que los jueces hagan su papel para que esa realidad sea transformada. Estamos preocupados por esas declaraciones que nosotros en la comunidad internacional de los derechos humanos designamos como claros discursos de odio”, añadió Macaulay.

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