Ciudad de Panamá.— Con una fama que forjó en el siglo XXI como el Dubái de las Américas o el Singapur de América Latina, con su imagen de rascacielos y de nervio financiero global, cadena del transporte marítimo mundial, zona libre del comercio continental y base internacional de servicios, Panamá exhibe sus lujos para recibir hoy al papa Francisco en un histórico viaje a una tierra puente del Hemisferio Occidental.

Pero la intensa labor cosmética, con un gasto de unos 54 millones de dólares desde 2016 para acoger a Francisco en una visita a esta ciudad que concluirá el próximo domingo, tampoco despojó a Panamá del otro rostro de la aguda desigualdad social en un panorama de carencias que golpea al resto del país.

De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca del 10% de la población de Panamá sufre de malnutrición: de los 4.1 millones de habitantes, unos 410 mil están malnutridos y es una situación que persiste sin disminuir desde 2011.

Cifras oficiales revelan que aunque Panamá es un emporio inmobiliario, en un incesante flujo que consolidó al país como mercado multimillonario de la construcción, hay un déficit superior a 200 mil viviendas, y cerca del 19% de la población (más de 789 mil personas) sufre miseria, con un acuciante panorama laboral.

De acuerdo con la Contraloría General de Panamá, 65.4% de los habitantes —cerca de 2 millones 680 mil personas— participan en la actividad económica del país.

El desempleo total cerró en agosto de 2018 en 6%, con casi 161 mil personas; más de un millón 90 mil panameños (40.8%) tienen empleo informal, unos 227 mil están en subempleo “invisible” y cerca de 67 mil en “visible”. Más de 24 mil menores ya trabajaban en 2016 y la mortalidad infantil fue de 14 por cada mil niños nacidos vivos en 2017.

Un “bálsamo” para los jóvenes. Pese a ese escenario, Panamá se ha transformado esta semana en el centro global del catolicismo y espera a Francisco como sede de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), con centenares de miles de peregrinos de todo el mundo.

Tras múltiples preparativos, las celebraciones iniciaron ayer con una misa masiva en esta capital.

Durante la homilía de la misa de bienvenida a los peregrinos el arzobispo panameño, José Domingo Ulloa, manifestó que la organización de la JMJ espera que la visita de Francisco “sea un bálsamo para la difícil situación con la que conviven sin esperanzas” muchos jóvenes.

Entre ellos, “la juventud que migra por la casi nula respuesta de sus países de origen, que los lanzan a cifrar sus esperanzas en otras naciones, exponiéndolos al narcotráfico, la trata humana, la delincuencia y tantos otros males sociales”, añadió.

El arzobispo realizó la homilía en el paseo marítimo de Ciudad de Panamá, a la que acudió el mandatario panameño, Juan Carlos Varela, y la vicepresidenta, Isabel de Saint Malo, entre otras autoridades.

Está previsto que Francisco llegue hoy a las 16:30 horas locales (15:30 en el centro de México). Se espera que en algún momento se refiera a la crisis migratoria que atraviesa Centroamérica.

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