Trípoli.— El Consejo de Seguridad de la ONU pidió ayer un cese al fuego urgente en Libia, donde alrededor de mil personas, entre ellas decenas de migrantes, murieron en tres meses de combates entre fuerzas rivales en Trípoli.

“Los miembros del Consejo de Seguridad destacan la necesidad de que todas las partes reduzcan urgentemente la intensidad de la situación y se comprometan a un cese al fuego”, afirmó un comunicado negociado desde el miércoles, un día después de la masacre de unos 50 migrantes cerca de la capital libia. La adopción de este texto, que condena al ataque del 2 de julio, fue postergada por Washing- ton sin razón aparente, y varios miembros del Consejo.

El 4 de abril, las tropas del mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este libio, lanzaron una ofensiva para apoderarse de Trípoli, donde tiene sede su rival, el Gobierno de Unión Nacional (GNA) de Fayez al-Sarraj, reconocido por la ONU.

Los combates en el terreno y los ataques aéreos en la batalla de Trípoli obligaron, según la ONU, a más de 100 mil personas a huir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de mil personas murieron y más de 5 mil resultaron heridas por actos de violencia cerca de Trípoli. La OMS no precisó el número exacto de víctimas civiles y militares.

En su comunicado, el Consejo de Seguridad manifestó su preocupación por el deterioro de la situación humanitaria en Libia y, en un hecho nuevo en relación a sus declaraciones anteriores, de abril y mayo, reclamó a los miembros de la ONU “que se abstengan de intervenir en el conflicto y de tomar medidas que lo agraven”.

Entre las víctimas del conflicto figuran, según el Consejo, 53 migrantes muertos el martes (entre ellos seis niños) en un ataque aéreo contra su centro de detención en Tajura, en el oeste de Trípoli, en poder del GNA. El GNA acusó a las fuerzas pro-Haftar del ataque, pero éstas lo desmintieron. Según un portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Joel Millman, “350 migrantes, entre ellos 20 mujeres y cuatro niños, estarían aún detenidos” en ese centro, uno de cuyos cinco hangares alcanzado por el ataque fue destruido. En un video de las cámaras de vigilancia del centro, que circula en las redes sociales, se puede ver a personas caminar antes de que una fuerte explosión causara una gran nube de humo negro y polvo.

Las agencias de la ONU y organizaciones humanitarias expresaron en varias ocasiones su inquietud por la suerte de miles de migrantes y refugiados “en peligro en centros de detención situados cerca de las zonas de combate”.

Provenientes de su bastión en el este libio, las tropas de Haftar tratan de apoderarse de Trípoli, pero enfrentan una resistencia de las fuerzas del GNA. Estas últimas pasaron al contraataque apoderándose a fines de junio de la ciudad de Gharyan, a la que el mariscal había convertido en centro operativo, a un centenar de km de Trípoli. Tras ese revés, las fuerzas pro-Haftar amenazaron con intensificar sus ataques contra sus rivales.

Ambos bandos realizan diariamente ataques aéreos y han perdido varios aviones.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pidió el cese de los “ataques ilegales” de las fuerzas de Haftar, durante una reunión con Al-Sarraj.

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