Brasil. De limpiabotas y líder sindical a tres veces presidente de Brasil: regresa de nuevo al poder, resucitando como un "ave fénix".

El 27 de octubre de 2002, en su cuarto intento, Lula ganó unas elecciones por primera vez. Fue en segunda vuelta y repitió cuatro años después. Este domingo 30 de octubre, ha sido elegido presidente por tercera vez, 50.83% de los votos, y derrotando, también en una segunda vuelta, a la ultraderecha de , quien pasa a la historia como el primer mandatario brasileño en no lograr la reelección.

"No desista nunca", es un consejo que está siempre en la boca de este incombustible político, que dice haber sobrevivido a la miseria de su infancia y luego se fraguó en el sindicalismo, enfrentó a la dictadura militar, fundó el Partido de los Trabajadores (PT) y se convirtió en el líder más popular del país.

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Lula, quien a sus 77 se autodenomina “joven”, es un ícono de la izquierda brasileña y latinoamericana que se ufana de haber dejado el poder en 2010 con una popularidad del 85%.

Sin embargo, mucho ha pasado desde entonces. Lula vuelve a tomar las riendas de este país de tamaño continental tras haber sido condenado y encarcelado por un caso de corrupción , que muchos dieron por sentado marcaba el fin de su vida política.

“Es el día más importante de mi vida”, dijo a periodistas después de votar en una escuela de Sao Bernardo do Campo, en la región metropolitana de Sao Paulo donde se forjó como líder sindical en los años 1970.

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Lula se granjeó un enorme prestigio internacional como piloto del "milagro" económico brasileño, empujado por los altos precios de las materias primas.

En este tercer período no contará con la misma bonanza: si bien la economía da señales de mejoría, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad de los años 2000.

Una diminuta cabaña de barro, réplica de la de su familia cuando nació el 27 de octubre de 1945, recuerda sus orígenes humildes en el empobrecido nordeste de Brasil .

Séptimo hijo de un matrimonio analfabeto, Lula fue abandonado por su padre antes de que la familia emigrara, como millones de coterráneos, a la industrializada metrópoli de Sao Paulo.

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Fue vendedor ambulante y lustrabotas. A los 14 años inició su formación como tornero, perdió un meñique al manipular una máquina y al final de la década de 1970, como líder del sindicato de los metalúrgicos, lideró una histórica huelga que desafió a la dictadura militar (1964-1985).

Disputó las presidenciales de 1989, las primeras tras la restauración democrática , y luego en 1994, 1998 y 2002, cuando resultó ganador y se convirtió en el primer jefe de Estado brasileño salido de la clase obrera.

Lula coronó su doble mandato consiguiendo la sede del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos de Rio-2016.

Pero su trayectoria política se vio empañada por escándalos de corrupción.

Fue reelegido pese al caso del "Mensalao", una millonaria contabilidad ilegal montada por el Partido de los Trabajadores (PT), que Lula cofundó en 1980, para comprar el apoyo de congresistas.

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Terminó igualmente envuelto en el "Lava Jato", la mayor operación anticorrupción de la historia del país, enfocada en una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera estatal Petrobras.

Fue condenado en 2017 a nueve años y medio de prisión por la obtención de un apartamento de una constructora a cambio de contratos públicos, aunque siempre proclamó su inocencia.

Estuvo 19 meses en prisión, en los que perdió a un hermano y a un nieto de 7 años. En marzo de 2021 recuperó sus derechos políticos con la anulación de su sentencia por irregularidades procesales.

“Me quedé tranquilo, preparándome como Mandela se preparó durante 27 años, como Ghandi se preparó toda su vida, para salir de prisión sin rabia”, dijo el expresidente, definiéndose como un “Lulinha paz y amor”.

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Sobreviviente de cáncer

Padre de cinco hijos y sobreviviente de cáncer , Lula se casó por tercera vez en marzo con la socióloga Rosangela da Silva, "Janja". Marisa Letícia Lula da Silva, que fue primera dama durante sus dos períodos de gobierno anteriores, murió en 2017.

Lula ha monopolizado el liderazgo de la izquierda brasileña. De nueve elecciones tras la restauración de la democracia incluida la de este domingo, solo se habrá ausentado de tres.

“Drenó un poco el oxígeno” de cualquier posible relevo generacional, explicó a la AFP Leonardo Paz, consultor para Brasil del International Crisis Group. “No dio mucho espacio para que jóvenes políticos de la izquierda crecieran”.

De cualquier forma, adelantó que no aspirará a gobernar ocho años.

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“Todo el mundo sabe que un ciudadano con 81 años no puede querer la reelección”, indicó poco antes de imponerse en las urnas. “La naturaleza es implacable”.

aosr

Con información de AFP

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