San José.— Aunque todavía carece de los abultados números de feminicidios que se acumulan en sus vecinos de Centroamérica, en especial en Guatemala, El Salvador y Honduras, la tradicionalmente pacífica Costa Rica también enfrenta panoramas de creciente violencia criminal contra mujeres.

En uno de los más recientes feminicidios ocurridos en Costa Rica, una mujer de 35 años que caminaba tranquilamente en la mañana del pasado lunes 18 de abril en la comunidad de Tirrases de Curridabat, en el este de la capital, fue abordada por tres hombres que presuntamente en la madrugada de ese día estuvieron involucrados en el asesinato de un hombre en La Uruca, en el noroeste de esta ciudad.

Los hombres caminaron junto a la mujer por la vía pública y, de manera sorpresiva y por circunstancias desconocidas, uno sacó un arma de fuego y le disparó al menos en tres ocasiones en la zona del cuello y la cabeza, de acuerdo con versiones de testigos y de la policía judicial.

Cuando los socorristas de la Cruz Roja costarricense llegaron al sitio del incidente, la mujer ya no tenía signos vitales. Los asesinos comenzaron a ser buscados en una intensa cacería policial todavía sin resultados.

El caso de La Uruca, que también dejó una mujer y dos hombres heridos de bala, estaría ligado con el de Tirrases, ya que sería una venganza en zonas reconocidas como escenarios frecuentes de violencia criminal. Las víctimas de La Uruca fueron secuestradas el mismo 18 en la madrugada en Tirrases y llevadas a La Uruca, en una confusa secuencia de hechos que se saldó con un nuevo feminicidio.

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