Expresidentes, exministros de Economía y de Hacienda, así como expertos, alertaron este miércoles sobre las “consecuencias catastróficas” que pueden tener en América Latina y el Caribe las malas decisiones en el combate del coronavirus y lamentaron que algunos gobiernos de la región hayan minimizado los riesgos de la pandemia y apostado “por una política populista y divisiva en medio de la tragedia. Los latinoamericanos merecemos más que eso”.

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El texto " Imperativos éticos y económicos de la lucha contra el Covid-19: La perspectiva latinoamericana" está firmado por los expresidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; de Chile, Ricardo Lagos; de Colombia, Juan Manuel Santos; de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, así como por los exministros de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas; de Economía de Chile, José De Gregorio; de Planeación de Venezuela, Ricardo Hausman; del Banco Central de Argentina, Federico Sturzenegger, y Roberto Chang, Profesor Distinguido de Economía de la Universidad Rutgers, entre otros.

“La crisis requiere una acción rápida y decisiva de parte de los gobiernos”, señalaron. Sin embargo, “las respuestas políticas en nuestra región han sido desiguales”.

Consideraron que en el tema sanitario, “ América Latina debería centrarse en mejorar sus sistemas de salud, canalizar recursos a hospitales, adaptar temporalmente la infraestructura inactiva, como hoteles y centros de convenciones, y aumentar drásticamente la capacidad de testeo”.

Pero hay otro tema clave en esta crisis: la economía. Los firmantes advirtieron de la disminución de volúmenes y precios de exportación, pérdida de ingresos de turismo y remesas, y la pérdida de empleos y de ingresos de los trabajadores.

“Es esencial ayudar a las empresas, acompañándolas durante el periodo de distanciamiento social, y estimulándolas en la recuperación posterior”. Una quiebra generalizada, alertan, derivaría en que “la próxima víctima de la crisis” sea “el sistema bancario, con lo que el sistema de pagos y la economía en su conjunto correrían el riesgo de colapsar”.

La emergencia actual, refirieron, “requiere garantías fiscales de crédito sin precedentes” para las pequeñas y medianas empresas que se verán muy afectadas, “así como cambios temporales en la regulación, para incentivar y sostener el crédito bancario”, y estímulos fiscales.

Es momento, afirmaron, de que los gobiernos latinoamericanos hagan “un llamado enérgico a la cooperación internacional para enfrentar la crisis”; de exigir se incrementen los fondos para la Organización Mundial de la Salud , “contrario a la temeraria decisión del gobierno de Estados Unidos”, que suspendió su contribución al organismo.

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Para muchos países, reconocieron los firmantes, el apoyo exterior “será la única forma de hacer frente” a las consecuencias de la pandemia. En ese sentido, aludieron al papel que deben jugar instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) “tanto para abordar las necesidades fiscales y cambiarias de los países en el corto plazo como para seguir apoyando a las economías en el futuro, a través de una crisis de duración incierta”, así como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

Frente a este panorama tan incierto, concluyeron que “el mundo y América Latina y el Caribe no pueden permitirse respuestas tardías o inadecuadas. La confianza mutua, la transparencia y la razón, no el populismo o la demagogia, siguen siendo las mejores guías en estos tiempos inciertos. La crisis no puede ser excusa para debilitar nuestras democracias”.

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