Bruselas.— La medianoche de ayer quedó marcada en el calendario de la Unión Europea (UE) como la hora más triste desde el inicio del proyecto de construcción europea, aunque el primer ministro, Boris Johnson, dijo que “para mucha gente este es un asombroso momento de esperanza, uno que pensaban que nunca llegaría”.

También admitió: “Hay muchos (...) que tienen una sensación de ansiedad y pérdida”.

El día será recordado como el momento en que la UE comenzó a restar socios en lugar de sumar, como había sido la norma desde que los padres fundadores, como Jean Monnet y Robert Schuman, dibujaron la futura edificación de Europa hace siete décadas. Para los euroescépticos, nacionalistas y populistas británicos fue la fecha de la “independencia”, de la recuperación de la soberanía arrebatada por Bruselas el 1 de enero de 1973.

Otros países que hablan del Frexit, Italexit y Nexit (en el caso holandés) mirarán con atención la trayectoria de Londres en su aventura de construir su futuro de manera separada al resto de la Europa rica. Luego de tres años de caos político, el Reino Unido finalmente puso fin a 47 años de matrimonio con la UE, que volvió a ser una familia de 27 miembros.

La jornada fue de contrastes: mientras en Bruselas el sentimiento fue sobrio, en Londres fue uno de celebración. Para Johnson, quien armó en la capital británica un espectáculo de luces para celebrar el Brexit, la retirada representa un nuevo comienzo, así como un momento de “esperanza y oportunidad.

“Nuestro trabajo como gobierno, mi trabajo, es unir a este país y llevarlo hacia adelante”, agregó.

La despedida de Gran Bretaña fue discreta en la capital europea. Se distinguió por la aparición conjunta de los líderes de las tres principales instituciones comunitarias —Comisión, Consejo y Parlamento Europeo—, y la retirada de la bandera británica, mejor conocida como Union Jack, de todas las instituciones, siendo reemplazada por la de las 12 estrellas amarillas: la europea.

En el centro de la Eurocámara, la terna apareció cerrando filas. Reiteró que 27 son más fuertes que uno para afrontar los desafíos futuros. Los protagonistas de la integración ven en el Brexit una oportunidad.

“A medida que el sol salga mañana, comenzará un nuevo capítulo para nuestra UE de los 27. Con ello, se presenta una oportunidad única en una generación para garantizar que Europa lidere el camino en la transformación ecológica y digital”, declaró la titular del Ejecutivo, Ursula von der Leyen.

“Probablemente tengamos sentimientos encontrados. Nunca es un momento feliz cuando alguien se va, pero estamos abriendo un nuevo capítulo y dedicaremos toda nuestra energía a construir una UE más fuerte y ambiciosa”, aseguró el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

El líder de la Eurocámara, David Sassoli, reflexionó sobre las intenciones de los que se empeñan en dividir el espacio de integración más importante del mundo. Sostuvo que esa fijación, de la que eran parte los británicos, responde al miedo de quienes se oponen a un mundo regulado: “Sin reglas, los más débiles serán exprimidos y el más fuerte la hará de jefe; la UE no lo acepta”.

La denominada Hora Cero no tiene efectos inmediatos para ciudadanos ni mercancías ni servicios. Las partes pactaron darse un plazo de 11 meses para tratar de contener la secuelas que tendrá en todos los sectores, desde el cultural y académico, hasta defensa, fiscalización y seguridad alimentaria. El cambio a partir de hoy es ante todo político. Dejar de ser oficialmente miembro del bloque significa que los británicos ya no tienen ningún poder de decisión por lo que haga o dejen de hacer las instituciones de la Unión Europea.

Los ministros británicos ya no tienen acceso a las reuniones del Consejo Europeo y en el Parlamento, sus 73 escaños se han desvanecido; sólo un número reducido quedó repartido entre algunos socios.

La Eurocámara amanece con 705 eurodiputados de 751 que tenía. Si bien el Reino Unido ya no tiene voz ni voto, está obligado a cumplir con el marco jurídico comunitario durante el periodo transitorio.

La UE despertó más pequeña, menos rica y poderosa. La amputación igualmente ha sido demográfica, de una población de 500 millones ahora pasa a ser un bloque de 435 millones. Además, amanece con un vecino impredecible, en algunas ocasiones será aliado, en otras competidor. Francia y Alemania no enfrentarán más el contrapeso que evitaba la imposición de su visión de Europa, la cual no siempre compagina con la idea que tienen las naciones pequeñas, menos prósperas o de la periferia.

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