Sevilla.— El partido ultraderechista Vox irrumpió ayer con fuerza en las elecciones de la región española de Andalucía, en las que logró 12 diputados y puede tener la llave de la gobernabilidad tras la caída del Partido Socialista (PSOE), que perdió la mayoría para la izquierda.

Con el recuento de votos prácticamente finalizado, los resultados arrojaron un auténtico terremoto en el mapa político español, ya que los partidos de centro y derecha tienen por primera vez la posibilidad de lograr el poder en Andalucía, una región que ha estado gobernada de forma ininterrumpida por el PSOE durante 36 años.

Es la primera vez en décadas que la ultraderecha entra en un parlamento español, aunque sea regional, y tiene lugar en unas elecciones que habían sido analizadas en clave nacional, dentro del intenso año político que está viviendo España.

El Partido Socialista volvió a ganar las elecciones, pero fue una victoria amarga, al cosechar su peor resultado en Andalucía con 33 diputados (y una pérdida de 14).

En segundo lugar quedó el Partido Popular (PP, conservador) con 26 escaños y una pérdida de siete, mientras que los liberales de Ciudadanos (C’s) despegan con 21 diputados desde los nueve que tenían antes. La coalición izquierdista Adelante Andalucía obtuvo 17 escaños, con una pérdida de tres.

Finalmente está la fuerte entrada de Vox, que obtiene cerca de 11 % de los votos y 12 diputados, después de que hasta ahora España se había librado de la emergencia de partidos ultraderechistas y xenófobos en los últimos años en países europeos como Alemania, Francia, Italia, Suecia u Holanda.

Todo ello hace que una hipotética coalición PP-C's-Vox tenga la mayoría absoluta (son necesarios 55 diputados de un total de 109).

Pero en un Parlamento regional muy fraccionado que no hace fácil vislumbrar posibles coaliciones, tres dirigentes se ofrecieron para encabezar el futuro gobierno, que necesariamente deberá reunir los votos de tres partidos.

La presidenta regional saliente y candidata del PSOE, Susana Díaz, reconoció con gesto apesadumbrado el mal resultado de su partido pese a la victoria, y atribuyó el fuerte descenso a la baja participación, ya que “muchos” de sus votantes “se quedaron en casa”.

Según el último dato oficial, dos horas antes del cierre de las mesas había votado 46.47 % del electorado, lo que supone el mínimo histórico en la región.

Díaz se ofreció a encabezar un frente para evitar que la extrema derecha tenga la llave del poder.

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