Teherán.— El ultraconservador Ebrahim Raisi fue elegido nuevo presidente de Irán tras ser declarado ganador ayer en primera vuelta de unas elecciones a las que no les permitieron presentarse a sus principales adversarios y que registró la participación más baja de la historia. Israel denunció el “compromiso con el programa nuclear militar” de la República Islámica.

Desde Estados Unidos, un vocero del Departamento de Estado dijo que “a los iraníes se les negó su derecho a elegir a sus propios líderes en un proceso electoral libre y limpio”.

También indicó que EU continuaría las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán trabajando junto a aliados y socios. El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, dijo que esperaba que las conversaciones sobre el regreso a los términos del acuerdo nuclear “probablemente” concluyan antes del final del mandato del actual gobernante Hassan Rouhani, en agosto.

Descalifican a políticos

Raisi emergió como el favorito después de que un organismo de supervisión electoral, conocido como el Consejo de Guardianes, excluyera a sus principales rivales de la carrera presidencial.

La medida fue ampliamente criticada, incluso por el ayatolá Alí Jamenei, quien consideró algunas de las descalificaciones como “injustas”. Numerosos votantes optaron por mantenerse alejados después de que la paleta de candidatos se redujera de unos 600, incluidas 40 mujeres, a sólo siete, casi todos hombres. Tres de los candidatos se retiraron dos días antes de la votación. Raisi ganó los comicios con 61.95% de los votos, según los resultados definitivos.

La tasa de participación se estableció en 48.8%, es decir, la más baja para una elección presidencial desde la instauración de la República Islámica en 1979. El ayatolá Alí Jamenei celebró la elección ganada por Raisi como una victoria de la nación contra la “propaganda del enemigo”. Antes de difundirse los primeros resultados oficiales, el presidente Rouhani anunció que había un ganador.

Advertencia desde Israel

La elección de Raisi como nuevo presidente iraní “debería suscitar una gran preocupación” en el mundo porque este ultraconservador tiene un claro “compromiso con el programa nuclear militar” de su país, advirtió un portavoz israelí. “Su elección revela claramente las intenciones nocivas (...) de Irán”, indicó mediante Twitter el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, Lior Haiat.

Según CNN, el próximo gobierno tendrá que hacer frente a una crisis económica agravada por la pandemia de Covid-19 y pide una reforma constitucional. Raisi se enfrentó a tres candidatos: el general Mohsen Rezai, excomandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, ejército ideológico de la República Islámica; el expresidente del Banco Central, Abdolnaser Hemati, y el diputado Amirhosein Ghazizadeh-Hashemi.

Mohsen Rezai quedó en segundo puesto, con 11.8% de los votos; Abdolnaser Hemati, en tercero (8.4%) y Amirhosein Ghazizadeh-Hashemi, con 3.5% de los sufragios, en cuarto.

La campaña electoral fue sosa, con un trasfondo de malestar generalizado de los ciudadanos ante la crisis que vive este país rico en hidrocarburos, pero sometido a sanciones estadounidenses. Raisi se presentó como el líder de la lucha anticorrupción y defensor de las clases populares que perdieron poder adquisitivo por la inflación.

El presidente ruso, Vladimir Putin, felicitó a Raisi. En la misma línea se expresó el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan. También el gobernante sirio, Bashar al-Assad, felicitó a Raisi.

Asociado a represión

El presidente tiene poderes limitados en Irán, donde el poder real está en manos del guía supremo. Para la oposición en el exilio y las ONG, Raisi es la encarnación de la represión y su nombre está asociado a las ejecuciones en masa de detenidos de izquierda en 1988, aunque él niega toda participación.

Ebrahim Raisi figura en la lista negra de responsables iraníes sancionados por Wa- shington por “complicidad en graves violaciones de los derechos humanos”.

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