San Francisco.— El mayor de las decenas de incendios forestales activos en el estado de California (oeste de Estados Unidos) ya ha quemado casi 200 mil hectáreas y los bomberos apenas han logrado avances en su contención durante las últimas horas.

El fuego de Dixie, bautizado así por el nombre de la carretera de montaña junto a la que se inició, ha calcinado más de 10 mil nuevas hectáreas entre el domingo y el lunes, lo que eleva el total a 198 mil, según los últimos datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire).

El fuego, que arde desde el pasado 14 de julio en una zona montañosa del noreste del estado, ya es el segundo más grande jamás registrado en la historia californiana, sólo superado por el August Complex del año pasado, aunque ese incendio fue el resultado de 38 fuegos distintos que quemaban en la misma área.

La sequedad extrema de la vegetación tras un invierno sin apenas lluvias y los fuertes vientos que han soplado en las pasadas jornadas dificultan enormemente el trabajo de los bomberos, que han tenido que ceder a las llamas y perder terreno que ya habían ganado. Así, si a principios de la semana pasada el incendio estaba contenido en 35%, ahora ese porcentaje ha bajado hasta 21%, aunque hay casi 6 mil efectivos desplegados sobre el terreno. Aunque por el momento no hay que lamentar muertos, cuatro bomberos resultaron lesionados al caerles encima la rama de un árbol.

En Europa, la situación no es mucho mejor. La Unión Europea continúa aunando esfuerzos, a través de su Mecanismo de Protección Civil, para ayudar en las operaciones de extinción de los incendios en Grecia, Macedonia del Norte, Albania, Italia y Turquía. Hasta ayer, ese mecanismo había movilizado unos mil 300 bomberos y 250 vehículos.

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, aseguró que se destinarán 500 millones de euros adicionales para la recuperación y reforestación de las zonas afectadas por los incendios que durante una semana han arrasado con al menos 65 mil hectáreas, en lo que se ve como la mayor catástrofe ecológica que se recuerda en el país. En Eubea la situación sigue siendo dramática, con los montes aún ardiendo —un tercio de la isla quedó borrada—, focos resurgiendo y más poblaciones siendo evacuadas.

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