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Guatemala
anunció ayer que a partir del próximo 31 de marzo desmilitarizará la seguridad pública y sacará al ejército de las calles . Los elementos serán replegados a los cuarteles para que en adelante se concentren en la defensa de la soberanía nacional.
El anuncio fue hecho por el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, tras una reunión con la cúpula militar en el Ministerio de Defensa. En su mensaje, el mandatario dijo que después del último día de este mes las Fuerzas Armadas “se retirarán de las calles” en forma definitiva y “tendrán mucha presencia en las fronteras para tener una mejor reacción para luchar contra las amenazas”, como el narcotráfico.
Los militares guatemaltecos asumieron desde hace unos 10 años tareas de seguridad pública en apoyo a la Policía Nacional Civil (PNC), ante la penetración de los cárteles mexicanos del narcotráfico y de otras modalidades del crimen organizado, con un incontrolable escenario de violencia e inseguridad.
Ese proceso significó un retorno de los elementos del ejército a las calles, el cual se registró luego de que, como parte del fin de las dictaduras que gobernaron en Guatemala entre 1954 y 1986, los militares se retiraron de la vida política y retornaron a sus cuarteles para ceñirse a la defensa nacional.
Pese a la fuerte presencia de los soldados en funciones de seguridad pública tradicionalmente destinadas a los cuerpos policiales, la violencia y la inseguridad tampoco mostraron un descenso en el país.
El ejército fue una pieza clave durante los 36 años de guerra contra la insurgencia comunista, registrada de 1960 a 1996.
El presidente Morales explicó que tras su retiro de las calles, los militares crearán “escuadrones estratégicos” para garantizar la seguridad en las fronteras. Precisó que los elementos serán enviados a las zonas fronterizas de Guatemala con México, Honduras, El Salvador y Belice y a otros sectores considerados estratégicos dentro del territorio guatemalteco.
Un primer repliegue militar se produjo en abril de 2017.
