La amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de paralizar el gobierno para garantizar la financiación de un muro en la frontera con México agitó ayer a los mercados, generó críticas de miembros de su propio Partido Republicano, de los demócratas, y sembró dudas sobre los futuros esfuerzos del Congreso para elevar el techo de endeudamiento y aprobar proyectos de gasto.

El Congreso tendrá cerca de 12 días hábiles cuando vuelva de su receso estival el 5 de septiembre para aprobar medidas de gasto para evitar que el gobierno se quede sin recursos para funcionar. También se acerca el plazo para subir el límite de endeudamiento del gobierno federal.

Pero la amenaza de Trump, lanzada en un discurso la noche del martes en Phoenix, de que “aun si tenemos que paralizar nuestro gobierno, vamos a construir ese muro”, llevó a una caída de las acciones estadounidenses. Ayer Sarah Huckabee Sanders, secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo a los periodistas que viajaban a bordo del avión presidencial que Trump “no ha escondido” que construir el muro es una prioridad y añadió que “está deseoso” de trabajar con el Congreso para lograrlo.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que el muro es necesario, pero que el gobierno no debe escoger entre la seguridad fronteriza y la paralización de sus funciones. “No creo que alguien esté interesado en llegar a un cierre del gobierno”, aseguró Ryan.

El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, respondió que “si el presidente sigue este camino en contra de los deseos tanto de republicanos como de demócratas, y de la mayoría del pueblo estadounidense, se dirigirá a un cierre del gobierno que no le gustaría a nadie y no logrará nada”. Por su parte, la líder demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, indicó que “los demócratas permanecerán firmes contra el muro fronterizo, inmoral e inefectivo”. La Cámara de Representantes aprobó a fines de julio una partida de mil 600 millones de dólares para el muro, pero en el Senado es improbable la aprobación.

Críticos de la medida aseguran que la amenaza socava la confianza en EU. “Trump diciendo que podría paralizar al gobierno para construir el muro obviamente no inspira mucha confianza en nadie”, dijo Michael O’Rourke, estratega jefe de mercados de JonesTrading en Greenwich, Connecticut.

No sólo el tema del muro desató controversia. De hecho, tras escuchar el discurso, el ex director de inteligencia Nacional James Clapper dijo que “teniendo un cierto entendimiento de las herramientas de poder que están disponibles para un presidente si él elige usarlas, encontré esto francamente aterrador y perturbador”.

Clapper fue más allá, diciendo que “realmente cuestiono su aptitud [de Trump] para estar en esta oficina”.

En un intento por recuperar la sobriedad tras su combativo discurso del martes y acallar las críticas a lo que se consideró una “tibia respuesta” de su parte tras la violencia en una protesta de supremacistas blancos hace una semana en Charlottesville, Virginia, Trump apeló ayer al patriotismo como herramienta para unir al país y dijo que “es hora de curar las heridas que nos han dividido, y de buscar una nueva unidad basada en los valores que nos unen”.

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