Londres.— El embajador británico en Estados Unidos, Kim Darroch, dimitió ayer después de que la filtración de unos documentos, en los que calificaba a la Casa Blanca de “inepta”, causara la furia de Donald Trump y amenazara con empañar la relación bilateral.

En unos informes internos, Darroch había dado su opinión sobre el funcionamiento de la administración republicana de Trump, que calificó de “disfuncional” y llegó a decir que para comunicarse con el mandatario había que presentar argumentos simples y toscos.

Esta evaluación, por razones que se investigan, llegó a manos del Mail on Sunday, cuya publicación el domingo levantó la ira de Trump, quien en varios tuits calificó en los últimos días al diplomático, con una distinguida carrera en el ministerio de Exteriores, de “estúpido”, “absurdo” y “pomposo tonto”.

Al presentar su renuncia en una carta remitida al secretario de Estado de Exteriores, Simon McDonald, el funcionario admitió que la polémica surgida en los último días hacía “imposible” cumplir con su labor diplomática y que, ante las “actuales circunstancias”, lo más responsable era “permitir el nombramiento de un nuevo embajador”. En la sesión semanal de preguntas a la primera ministra en el Parlamento, Theresa May lamentó que Darroch sintiera la necesidad de dimitir.

La decisión del embajador fue interpretada por algunos en Londres como una rendición ante la acosadora actitud de Trump. “Si Reino Unido no puede proteger las comunicaciones diplomáticas y esto le cuesta su carrera a la gente, cuando lo único que han hecho es llevar a cabo los deseos del gobierno, vamos a ver la calidad de nuestros emisarios degradarse y su influencia disminuir, lo que debilitará a nuestro país”, denunció el presidente del comité parlamentario de Relaciones Exteriores, Tom Tugendhat.

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