San Diego.— Más de 900 niños migrantes han sido separados de sus familias en la frontera sur de Estados Unidos desde que un juez ordenó el año pasado que la práctica debía ser restringida drásticamente, dijo ayer la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).

El grupo señaló en un documento presentado a una corte de San Diego que 911 niños habían sido separados de sus familias desde que se emitió la medida. Entre ellos había 678 cuyos padres enfrentaban acusaciones de conducta criminal. Otras razones de la separación incluyen una supuesta afiliación con pandillas, inquietudes sobre ineptitud o por la seguridad de los menores, una “relación familiar no verificada” o enfermedad de los padres. La ACLU señaló que uno de cada cinco niños que fueron separados tiene menos de cinco años.

En junio del año pasado, un juez ordenó que la práctica de separar familias en la frontera sur fuera suspendida con excepción de circunstancias específicas, como los antecedentes penales de los padres o inquietudes por la seguridad de un menor.

En Estados Unidos se vive una polémica sobre las condiciones que ofrecen las autoridades migratorias a los indocumentados en los albergues y centros de detención, entre ellos los de menores mientras sus casos migratorios siguen su curso. Ayer se informó que el gobierno estadounidense explora la posibilidad de alquilar en un futuro propiedades estatales en Florida, Virginia y California como “refugio permanente” para niños inmigrantes que llegan a EU sin acompañantes. “Deberíamos cerrar los campamentos, no abrir nuevos”, manifestó Anna Eskamani, congresista del centro de Florida, en Twitter.

Eskamani publicó el texto del correo electrónico en el que una oficina regional del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos explica a los legisladores la idea.

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