San José.- “¿De qué murió?”, se convirtió en una pregunta obligada en época de pandemia en Nicaragua. “Neumonía atípica”, contestó el aparato nicaragüense de salubridad pública con un idéntico diagnóstico lapidario en marzo, abril y mayo de este año en gran cantidad de actas de defunción en ese país.

La respuesta alimentó conjeturas acerca de que el gobierno de Nicaragua atribuyó decenas de fallecidos a esa dolencia, causada por un virus o una bacteria que son infrecuentes, y halló la fórmula para ocultar la verdad del impacto real del Covid-19 en esa que es la nación más pobre de Centroamérica

“En este momento, quienes están en el poder [en Nicaragua] están propiciando el contagio”, acusó monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua y residente en la Ciudad del Vaticano en un autoexilio a partir de abril de 2019, tras recibir amenazas de muerte en la controversia sociopolítica que estalló en ese país hace más de dos años.

“No han detenido las concentraciones masivas, deportivas, de diversión, de la playa, de tipo político y todo propicia el contagio”, lamentó, en un mensaje que difundió en redes sociales.

El subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Michael Kozak, exigió al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, actuar con transparencia ante el golpe del coronavirus en Nicaragua.

“Existen numerosos y creíbles reportes de un mayor contagio” que “lo indicado por las cifras oficiales” en Nicaragua, tuiteó Kozak. “Ortega debería ajustarse a la realidad que viven los nicaragüenses, cumplir las obligaciones de su mandato y proteger al pueblo de Nicaragua”, añadió.

Ortega se negó a seguir rigurosos protocolos de urgencia por el brote del virus en China a finales de 2019, garantizó que nunca establecerá “ningún tipo de cuarentena” y aclaró que personas provenientes de naciones con riesgo de transmisión y sin sintomatología “no tendrán” restringido su desplazamiento en el país.

Mientras en la mayoría de países se emiten conteos gubernamentales diarios sobre la afección, en Nicaragua comenzó el pasado 7 de mayo un silencio oficial. El más reciente recuento del Ministerio de Salud de esa nación, divulgado ayer, aseguró que el total es de apenas 25 casos, de los que perecieron ocho.

El (no estatal) Observatorio Ciudadano Covid-19, equipo interdisciplinario de Nicaragua creado para romper el sigilo del gobierno, reconfirmó ayer que la realidad es que hay mil 33.

El observatorio, que actúa con anonimato por temor a represalias y con fuentes civiles, redes territoriales, activistas digitales y familiares de víctimas, precisó a EL UNIVERSAL que tiene “verificados” mil uno, a los que sumó 16 confirmados y 16 bajo presunción del Ministerio.

“Desconocemos la razón por la que el gobierno no informa a la ciudadanía sobre estos resultados positivos, puesto que en estos momentos la información salva vidas”, explicó, al instar a Ortega a abandonar su “secretismo” y destacar que posee datos de que hay 122 miembros del personal de salud con “sintomatología”.

El (no estatal) Comité Científico Multidisciplinario de Nicaragua, fundado por profesionales nicaragüenses ante la pandemia, restó credibilidad a un boletín epidemiológico del Ministerio que anunció una disminución en neumonía de 34 mil 906 pacientes y 146 muertos de enero a abril de 2019 a 27 mil 682 enfermos y 86 decesos en ese periodo de 2020.

Aunque las estadísticas presentaron la más baja medición en los últimos ocho años en neumonías, “se observa un inusual alto riesgo de fallecer” hasta seis veces más por ese trastorno, mientras que la incidencia de esa alteración respiratoria se duplicó y triplicó “en pocas semanas” de 2020, planteó el Comité en un comunicado remitido a este periódico.

Por eso es que los informantes del observatorio revelaron a este diario que “hemos accedido” a actas que achacaron la defunción a neumonía, pero que “en algunas” surge un factor clave: “Sospecha” de coronavirus.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Más Información

Noticias según tus intereses