Ciudad de Panamá.-

Sonriente y pensativo, el Papa Francisco emprendió ayer en la tarde una histórica visita a Panamá para una cita con la juventud mundial en su séptimo viaje papal a América, sacudida por el agravamiento esta semana de la profunda crisis política de Venezuela.

El avión de Alitalia que llevó al Pontífice del aeropuerto de Fiumicimo, en Roma, al de Tocumen, en Panamá, aterrizó a las 16:16 horas locales (15:16 en el centro de México).

La visita de Francisco a un país puente entre el norte y el sur del continente se realiza ante la agudización del conflicto en Venezuela, donde el opositor Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, juró ayer como presidente interino para ratificar el desconocimiento a Nicolás Maduro como gobernante. La expectativa es que Francisco se referirá en Panamá a Venezuela.

Francisco acudirá en Panamá a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que empezó el martes pasado con miles de jóvenes de todo el mundo sobre los retos de las nuevas generaciones. La visita y la JMJ terminarán el próximo domingo.

Luego de la bienvenida en la aeronave que le dio el arzobispo metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, el Papa bajó la escalinata y tocó territorio panameño a las 16:34. En su honor, jóvenes panameños le ofrecieron cantos y bailes típicos en la pista.

El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, y su esposa, Lorena Castillo, le recibieron al pie de la escalera, donde un niño y una niña vestidos con trajes tradiciones le regalaron flores. La pareja presidencial y el Papa caminaron sonrientes por una alfombra roja a un templete blanco para la ceremonia oficial: allí se mostró silencioso y pensativo.

Tras el saludo de las comitivas del Vaticano y de Panamá, Francisco rompió el protocolo, salió de la alfombra y se acercó a un grupo de personas que le esperó a un lado de la pista. Allí, sonriente, entró en contacto físico con menores y adultos de ambos sexos y dio bendiciones, bajo una discreta seguridad.

A las 16:34 abordó un automóvil negro y un minuto más tarde inició un viaje de unos 15 kilómetros hacia la Nunciatura Apostólica (embajada de la Santa Sede), en las afueras de la ciudad. Una multitud jubilosa le esperó a ambos lados del trayecto.

Francisco cambió de transporte a las 17:34 y, en una calle capitalina, salió del vehículo negro y subió a un papamóvil blanco. Miles de personas que le esperaron en ese punto le saludaron con felicidad y el Papa respondió sonriente.

Y también sonriente llegó a las 18:11 a la Nunciatura. Allí pernoctó y se alistó para los actos que atenderá desde hoy en un país que es visitado por segunda vez por un papa. El primero fue Juan Pablo II en 1983.

El argentino Jorge Mario Bergoglio, convertido el 13 de marzo de 2013 en el primer pontífice latinoamericano, cumplirá en Panamá con su séptima visita a América tras viajar a Brasil (2013), Ecuador, Bolivia y Paraguay (2015), Cuba y Estados Unidos (2015), México (2016), Colombia (2017) y Chile y Perú (2018).

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