La relación que la administración de Andrés Manuel López Obrador ha desarrollado con el presidente estadounidense, Donald Trump, se tornó de una enemistad acérrima a una “amistad de conveniencia”. Pero, ¿qué pasará si en las elecciones del 3 de noviembre gana el candidato demócrata, Joe Biden?

De entrada, será una política de certezas, no basada en impulsos y llena de sorpresas y cambios como ha ocurrido con Trump.

Biden lo ha repetido una y otra vez. En materia de política exterior, “tendrán que respetar la ley”.

En el tema de la política migratoria, tanto Biden como su compañera de fórmula, Kamala Harris, son defensores del respeto a los derechos humanos. Aun así, por el historial de la administración de Barack Obama, de la que Biden fue vicepresidente, no cabe esperar que frenen las deportaciones.

Sí, en cambio, se modificarían las formas. Trump ha recurrido a los insultos, a las amenazas de aranceles, y a la construcción de un “hermoso muro” en su política antiinmigrante, convirtiendo a México en su guardián, el que hace la tarea sucia, deteniendo el de los migrantes. Quédate en México, el fin del programa DACA, y la separación de miles de niños migrantes de sus padres han sido su sello.

Biden y Kamala, en contraste, son defensores del DACA, rechazan el muro y la separación de familias y el demócrata ha ofrecido un camino a la legalización para 11 millones de personas.

Separar a las familias es “criminal”, ha repetido Biden. Y los jóvenes DACA tienen puestas en él sus esperanzas para evitar ser deportados de Estados Unidos.

En un testimonio enviado a EL UNIVERSAL por la campaña de Biden, la mexicana Elizabeth Quan Kiu, quien radica desde hace 30 años en Estados Unidos, pero vivió otros 30 en la Ciudad de México, habla del miedo constante en que viven los migrantes en EU a ser blanco de redadas, de “la migra”. “Muchos de los 11 millones de inmigrantes en Estados Unidos viven, puedo asegurar, no con ansiedad, sino con pánico y terror, bajo el mandato Trump”.

Antes de él, señala, “existía un clima de apertura hacia el tema migratorio, talón de Aquiles de este país”. En sus 30 años en EU, cuenta, pudo “construir y vivir mi American Dream”. Pero con Trump, afirma, “la política migratoria se ha resuelto calificando como delincuente a todo el que cruza la frontera y construyendo un muro”.

Biden, afirma, “sabe que los inmigrantes sostienen a Estados Unidos, son la fundación de este país y como presidente velará por la continuidad de ese rol vital que han desempeñado”.

Los analistas coinciden que en este, como en otros temas, prevalecerá una relación de respeto. Aun así, el fenómeno de las caravanas, a las que el Covid-19 sólo puso una pausa, y que podrían incrementarse, es un factor que seguramente tensará la relación. Biden tampoco se ha mostrado favorable a revocar la descriminalización de los cruces fronterizos ilegales.

Pero, de llegar a la Casa Blanca, Biden, afirmó Dan Restrepo, quien fuera asesor especial de Barack Obama y director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de EU, en declaraciones a National Public Radio (NPR), “buscará formas de cooperar con López Obrador en migración”, en vez de presionar y amenazar como lo hace Trump.

Biden, además, ha sido, al igual que Kamala, un promotor de la ayuda a los países centroamericanos “y presionó a sus líderes para frenar la corrupción con la esperanza de detener el flujo migratorio hacia el norte”, ha señalado Carrie Kahn, de NPR. Coincide, en ese sentido, con la idea del mandatario mexicano de ir al origen de la migración.

El tema económico es sobre el que más se habla en estos días. ¿Qué pasará con el T-MEC si Biden es presidente? Lo cierto es que el actual candidato demócrata respaldó el nuevo acuerdo comercial. No así Kamala, quien como senadora expresó su rechazo por el tema medioambiental, que a su juicio no está suficientemente remarcado en el acuerdo que sustituyó al TLCAN.

Las presiones sobre el T-MEC podrían venir por ahí y por el lado de sindicatos de EU, que si apoyaron el acuerdo fue por la cláusula que permite tener un comité verificador. Sin embargo, es muy incierto de qué manera podrían lograr algo.

El tema energético es otro que podría tensar la cuerda. De hecho, Trump va, en este sentido, más acorde con el estilo de López Obrador y su impulso a los combustibles fósiles. Biden, en cambio, defiende las políticas verdes, las energías limpias.

Más allá de eso, senadores republicanos y demócratas están molestos por el trato preferencial que López Obrador está dando a las empresas estatales, socavando, advierten, el espíritu del T-MEC. La presión, en este rubro, continuará, advierte el Consejo de las Américas/Sociedad de las Américas.

Un asunto que quizá ha recibido menos atención es el de las armas. Uno de los reclamos de México ha sido que Estados Unidos actúe con más fuerza para poner fin al tráfico de armamento. Alrededor de 70% de las armas ilegales confiscadas en México entre 2009 y 2018 provenían de EU, indicó Carin Zissis en un análisis este mes para el Consejo. Aquí, López Obrador puede encontrar un mejor aliado en Biden, quien es defensor de un mayor control de la portación y venta de armas, tras las matanzas registradas en el país.

“No vamos a ver a Joe Biden amenazando con cerrar la frontera por capricho. Tenemos que tratar a México como el socio estratégico que es. Tratarlo con respeto. Siempre habrá diferencias con México, pero las resolvemos de forma adulta… Y así es como creo que, como presidente, Biden manejará la relación con México”, dijo Juan S. González, quien fue subsecretario adjunto de Estado para Asuntos Hemisféricos en la administración Obama, y también fue asesor de Biden, en el webinar “Trump o Biden: ¿Qué significaría para Latinoamérica y El Caribe?”, organizado en septiembre pasado por el Wilson Center.

Hay todavía cabos sueltos. Por ejemplo, falta ver cómo queda el Congreso, cuyo Senado está hoy controlado por los republicanos, y la Cámara Baja por los demócratas. Otro factor en la ecuación es la actitud del propio López Obrador. En parte, la relación que se ha forjado con Trump tiene que ver con el deseo del mexicano de evitar conflictos. Y su enfoque en la política doméstica también puede influir.

Más allá de eso, el cambio que los analistas resaltan es el trato con una administración Biden.

“Sin duda, el mejor escenario para México es una victoria para Biden, empezando por el cambio de la retórica y regresando a un principio de corresponsabilidad”, dijo Arturo Sarukhán, exembajador de México en Washington, en el foro virtual “Biden o Trump: ¿Quién le conviene a América Latina y a México?”, organizado este mes por el Center for US-Mexican Studies, la Universidad de California en San Diego y Alianza UCMX, y transmitido por EL UNIVERSAL.

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