Árabes en todo el Medio Oriente

advirtieron el miércoles que la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de declarar a Jerusalén como la capital de Israel tendrá consecuencias desastrosas para la región.

Pero en vista de las profundas divisiones que agobian a los árabes, era evidente que, aparte de la intensa retórica, es poco lo que los líderes locales pueden hacer al respecto.

Los países árabes están hundidos en sus propias riñas internas y sus poblaciones están hartas de guerra. Los días en que los árabes podían realmente desafiar a Estados Unidos son cosa del pasado.

Aparte de protestas aquí y allá o erupciones limitadas de violencia, es poco lo que los árabes pueden hacer en respuesta a la declaración de Trump.

En medio de las guerras y pugnas internas, el tema de Jerusalén es un inusual punto de consenso entre los musulmanes. Pero hasta la declaración de Trump sirvió para exacerbar las animosidades regionales, especialmente entre la potencia suní (Arabia Saudí) y la chií (Irán) .

“Si la mitad de los recursos gastados por ciertos gobernantes de la región para alentar el terrorismo, el extremismo, el sectarismo y el odio hacia el vecino se usara hacia la liberación de Palestina, no estaríamos hoy en día tratando de responder a esta muestra de egoísmo estadounidense", dijo el canciller iraní Javad Zarif en una obvia referencia a Arabia Saudí.

Políticos, activistas y gente común, desde Teherán y Ankara hasta Siria, advirtieron que la medida inflamará las pasiones entre los musulmanes de la región y sembrará la inestabilidad y el caos.

El rey Abdalá II de Jordania, que junto con Egipto tiene un tratado de paz con Israel, expresó su descontento a Trump en una llamada telefónica el martes, advirtiéndole que ignorar los sentimientos de los palestinos, los musulmanes y los cristianos sólo incentivará el extremismo .

El rey jordano habló en un encuentro con el presidente turco Recep Tayyeb Erdogan , quien ha convocado para la próxima semana a una reunión de la Organización de Cooperación Islámica para analizar el asunto.

El presidente egipcio Abdel Fatah el-Sissi también habló con Trump el martes, exhortándole a evitar toda medida que socave el proceso de paz del Medio Oriente.

En Gaza , cientos de palestinos protestaron, quemando banderas estadounidenses e israelíes, ondeando banderas palestinas y carteles proclamando “¡Jerusalén es nuestra capital eterna!”. Hamas, el grupo radical palestino que gobierna Gaza, convocó a más protestas para los próximos días.

Salah Bardawil,

un funcionario de Hamas , declaró que los palestinos “estamos en una peligrosa encrucijada: o luchamos o perecemos”.

En Beirut, cientos de refugiados palestinos protestaron en el campamento de refugiados Bourj al-Barajneh, gritando “¡Trump es un loco!”.

"Vinimos aquí a decirle a Trump que Jerusalén es la capital eterna de Palestina", dijo Nada Adlouni, una refugiada palestina.

Líderes palestinos

advirtieron que si Trump cumple con su cometido, el proceso de paz “está muerto”. El primer ministro palestino Rami Hamdala se reunió con diplomáticos europeos el miércoles y les dijo que la decisión de Trump “animará los conflictos y aumentará la violencia en toda la región”.

Jerusalén

es el lugar más sagrado para los judíos. Pero alberga también el tercer templo más venerado para los musulmanes y lugares sagrados para el cristianismo.

La ciudad es el epicentro del conflicto entre los israelíes y palestinos. Cualquier amenaza percibida a los reclamos musulmanes sobre la ciudad ha llevado a violentas protestas en el pasado, tanto en Tierra Santa como en otras partes del mundo islámico.

lsm

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