La respuesta corta a esa pregunta es: “fragmentada”. A pesar de que todos los , excepto México, pertenecen al grupo conocido como G77+ China , no hay una membresía latinoamericana unificada dentro de las negociaciones de Naciones Unidas . Cuatro diferentes posiciones reflejan las divisiones históricas de la región.

El bloque conciliador, AILAC (Asociación Independiente de América Latina y el Caribe), está abierto a que los compromisos de reducción de emisiones apliquen a países desarrollados y en desarrollo, y comprometida con objetivos menos contenciosos de adaptación. Lo componen Colombia, Costa Rica, Panamá , Guatemala , Perú y Chile . La Alianza Bolivariana ( ALBA ), más polarizadora, aboga por un enfoque de justicia climática en el que los países desarrollados compensen su deuda histórica de emisiones por medio compromisos rigurosos de mitigación y ofrezcan recursos a los países en desarrollo para enfrentar los retos del cambio climático. ALBA defiende su derecho a explotar y monetizar sus recursos naturales, específicamente los hidrocarburos, por lo que no se compromete con medidas de mitigación.

Brasil y México han formado coaliciones con países fuera de la región que se alinean mejor con sus intereses y prioridades. México forma parte del Grupo de Integridad Ambiental con países como Corea del Sur y Suiza, pues busca distanciarse de la etiqueta “país en desarrollo” y posicionarse como una potencia media y constructiva, aunque esto está cambiando actualmente. Brasil participa en el grupo de potencias emergentes conocido como BASIC , con Sudáfrica , India y China. Estos países abogan por tener un crecimiento que no esté limitado por techos de emisiones impuestos internacionalmente. A pesar de ser los países que más contribuyen con emisiones de gases de efecto invernadero en la región, Brasil y México (Brasil emite 37% y México 17% de las emisiones latinoamericanas que representan 9% del global) son los más rezagados en su acción climática. Además de que han descuidado la participación en estas alianzas, sus gobiernos actuales fallaron en incrementar su ambición camino a Glasgow. Ambos tienen ambiciones menores y menos transparentes que hace 6 años en París.

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