Dos días después del atentado contra el helicóptero en el que se movilizaba el presidente colombiano Iván Duque y una comitiva de funcionarios, ayer se dieron a conocer las primeras hipótesis sobre los autores materiales e intelectuales detrás del hecho.

Alrededor de las 15:45 horas del viernes, el helicóptero donde se transportaban Duque, los ministros del Interior y de la Defensa, así como mandatarios locales, fue atacado con ráfagas de fusil, que, aunque no dejaron heridos, sí ocasionaron daños en la aeronave Black Hawk UH-60 blindada, con matrícula FAC-0007.

El ministro de Defensa, Diego Molano, dijo que sobre este ataque “se ha recibido información de una posible alianza criminal entre el frente urbano del ELN [la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional] y las disidencias de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] del frente 33, organizaciones narcotraficantes y criminales que delinquen en el norte de Santander y hacen presencia en Venezuela”.

Según dijo el funcionario, con la información obtenida hasta ahora “se han realizado los retratos hablados de quienes serían los responsables del atentado contra el señor presidente, cerca a la pista del aeropuerto”.

El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, contó que un grupo de más de 150 funcionarios de alto nivel de la Fuerza Pública están trabajando para esclarecer lo que ocurrió. Reiteró que hay una recompensa de hasta 3 mil millones de pesos colombianos (casi 16 millones de pesos mexicanos) por información.

Las autoridades ya tienen más de 200 horas de grabaciones que están siendo estudiadas para dar con los responsables.

Desde el sábado, el equipo que adelanta las pesquisas encontró, en un lote aledaño al aeropuerto, dos armas que habrían sido usadas en el ataque. Se trata de un fusil AK-47 y un 7-62, este último con marcas de las Fuerzas Armadas de Venezuela. De igual forma, los peritos de la Policía ubicaron cinco cargadores y 20 casquillos que, según dijo el general Vargas, coinciden con las que impactaron en la aeronave.

EL TIEMPO tuvo acceso a información de Inteligencia de las Fuerzas Militares que detalla la presencia de las estructuras al margen de la ley en la zona donde ocurrió el atentado. Según esos datos, en norte de Santander el ELN está compuesto por seis frentes, ocho compañías y un aproximado de 1,687 integrantes, cuyo cabecilla es alias Alfred.

En la región hay dos subestructuras de las disidencias de las FARC: el frente 33, cuyo cabecilla es Jhon Mechas, y el 45, bajo el mando de William. En total, estos grupos tendrían más de 150 hombres en el departamento. También tiene presencia la subestructura Luis Orlando Padierna Peña del clan del Golfo, que tiene unos 143 integrantes, y quedaría una facción de otro grupo, los Pelusos, que se han visto disminuidos tras la captura de sus cabecillas, pero aún conservarían más de 100 hombres en armas. Además, se ha identificado en la zona a 30 integrantes de Los Rastrojos.

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