Deraa, Siria.— Por primera vez en más de siete años, el gobierno sirio izó su bandera ayer en Deraa, la primera ciudad que se alzó contra el presidente Bashar al-Assad, lo que derivó en guerra civil.

El acto está lleno de simbolismo ahora que el gobierno está movilizándose para erradicar los últimos reductos contra Al-Assad, de 52 años, quien ha gobernado Siria con mano de dura 18 años. Antes que él, su padre Hafez Assad fue presidente durante tres décadas.

“Las tropas entraron, colocaron la bandera e hicieron foto y se marcharon”, dijo Rami Abdel Rahman, quien dirige el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, organización cercana a la oposición con sede en Londres y que basa sus informaciones en una red de activistas sobre el terreno. “Es pura propaganda”, dijo a la agencia DPA.

Funcionarios, acompañados por trabajadores de medios estatales, levantaron la bandera sobre los escombros de la plaza mayor de la ciudad, dejando que ondee a vista del cascarón de la mezquita Omari, donde durante la primavera árabe del 2011 los manifestantes se reunieron para protestar pidiendo reformas y la renuncia de Al-Assad.

Desde entonces, la mezquita ha sido destruida en la brutal represión desatada por las fuerzas oficialistas contra la localidad y que incluyó desde torturas hasta bombardeos con tanques y aviones.

Ahora que controlan Deraa, las fuerzas del gobierno pueden enfocarse en retomar los últimos reductos de la oposición y, por separado, sacar al grupo Estado Islámico de la frontera del Golán, que Israel le arrebató a Siria durante la guerra de 1967.

El triángulo del suroeste de Siria es un corredor importante para el comercio entre Siria y Jordania, así como para la ruta hacia los países petroleros del Golfo Pérsico. Pero la mayoría de las batallas importantes terminaron más al norte para tomar control de ciudades principales como Damasco, Aleppo y Homs, y territorios entre estas zonas.

La guerra civil en Siria, que dura ya siete años, ha dejado unos 400 mil muertos. Las protestas en Deraa en 2011, contra el maltrato de adolescentes detenidos por parte del gobierno, desataron una agitación nacional contra décadas de gobierno autoritario.

Ahmad Masalmeh, activista de medios, dijo que los rebeldes en Deraa habían aceptado una amnistía del gobierno a cambio de permitir el regreso de las instituciones estatales y los símbolos del gobierno de Al-Assad.

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