San José.— La brutalidad contra menores de edad azota a América Latina y el Caribe.

En el rango de 0 a 14 años, 125 infantes de ambos sexos perecieron por ahorcamiento, estrangulación, apuñalados o a balazos en 2019 en Guatemala. Honduras registró 125 asesinatos en 2018, y 74 en 2019 en mujeres y hombres de esa misma edad.

De enero a septiembre de 2020, Colombia registró 93 homicidios de personas de esa edad, con 523 que murieron por lesiones fatales de causa externa. Colombia, que sumó 24 mil 10 homicidios en 2018 y 2019, contabilizó en el año anterior 727 asesinatos de menores de 18 y 10 mil 468 reportes de lesiones “no fatales” contra niñas, niños y adolescentes. Los hechos de violencia “no fatal” a menores llegaron a 10 mil 794.

“Niñas y niños son víctimas de agresiones. Las personas mayores se aprovechan de su vulnerabilidad y los ponen en riesgo”, dijo la hondureña Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

“Los mayores los usan [a los infantes] para todo tipo de delitos. Los castigan y los torturan”, narró Ayestas a EL UNIVERSAL.

Niñas, niños y adolescentes sufren en El Salvador un entorno de violencia que perjudica su desarrollo integral. Los problemas de maltrato infantil, abandono, violencia y explotación sexual y reclutamiento de pandillas juveniles provocan deserción escolar, migración irregular, desplazamiento forzado, embarazos adolescentes y desintegración familiar, entre otros efectos. “El ambiente multicausal de violencia en El Salvador genera que en muchos casos el hogar, la escuela y la comunidad se transformen en escenarios donde los derechos fundamentales” de los menores “son vulnerados”, aseguró un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

En situaciones de protección inmediata, por riesgo inminente para su vida y su integridad, como negligencia severa, violencia intrafamiliar, homicidio o suicidio o intentos, abuso físico o sexual en proceso o consumo de drogas para ingreso, el Patronato de la Infancia de Costa Rica atendió en 2020 a 3 mil 110 niños, niñas y adolescentes en varias zonas.

Aunque la familia “debe ser el entorno protector por excelencia (…) es en el hogar donde se dan la mayor cantidad de situaciones violatorias de derechos” de los menores, dijo la ministra de la Niñez y la Adolescencia de Costa Rica, Gladys Jiménez.

Por los disturbios callejeros antigubernamentales que estallaron en 2019 en Chile, del 18 de octubre del año pasado al 13 de julio de 2020, hubo al menos 822 niñas, niños y adolescentes víctimas de agresiones directas y de la represión política, denunció el Observatorio Niñez y Adolescencia de ese país. El 21 de octubre de 2019, una menor de 16 sufrió, en la sur-central provincia (estado) de Valdivia, un ataque por parte de Carabineros con abuso sexual, desnudamiento, golpiza, abuso de poder y detención.

En la “violencia estatal” sobre niños, niñas y adolescentes, hubo “vulneración de derechos” por desnudamiento, tocamiento, amenaza de violación, golpizas, amenaza de muerte y disparos de perdigón, bala, balín y bomba lacrimógena, describió.

En una indagatoria sobre la infancia en Perú en 2019, UNICEF lamentó que “la violencia hacia niños, niñas y adolescentes (…) ocurre donde menos debería ocurrir: en los hogares, en el barrio, en la escuela”. La profunda desigualdad social en Brasil impide que “todos los niños” se beneficien del progreso económico, por lo que infantes indígenas y afrodescendientes son vulnerables a la pobreza y la exclusión, dijo el Fondo. En un estudio que emitió ayer, UNICEF describió que, por culpa indirecta del Covid-19, 97% de los estudiantes del área dejó su vía educativa habitual y 137 millones de niños están sin educación presencial, por lo que “el cierre prolongado de las escuelas” causará “una catástrofe generacional”.

Espada de Doble Filo, informe sobre la infancia en Venezuela que World Vision Internacional (WVI), organización mundial cristiana, humanitaria y no estatal con sede en Londres, reveló este mes que el matrimonio infantil aumentó 49% y el trabajo de niños y niñas creció 20%.

En ese país, Julieth, de 17 años, y madre adolescente, atraviesa “serias dificultades para conseguir las vitaminas, el ácido fólico, las medicinas y las pruebas de laboratorio que necesito, es muy complicado y todo es muy caro en estos tiempos”. La violencia contra la infancia, que saltó al debate en México, prolifera a diario con escenarios de calamidad en el resto de países de la región.

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