Washington.— Los números y las proyecciones no le auguran ningún futuro, pero Bernie Sanders anunció ayer que sigue en la carrera demócrata para la presidencia. La severa derrota del martes (sólo ganó uno de seis estados en juego, Dakota del Norte) le cerró la puerta casi de forma definitiva a ser el candidato para las elecciones, pero el veterano senador decidió seguir en la lucha con un objetivo: que los temas que defiende y en los que cree no queden abandonados en el olvido.

Sanders, quien no compareció la noche del martes para valorar los resultados de la última tanda de primarias, habló ayer para decir que, a pesar de todo, su intención es estar presente en el próximo debate, el domingo en Arizona. “Estamos perdiendo el conteo de delegados”, asumió y reconoció el senador, “pero encuesta tras encuesta muestran que la mayoría de la gente apoya nuestra agenda progresista”, dijo.

No le falta razón. Sus números no terminan de despegar y la inercia de Biden es virtualmente inalcanzable, pero Sanders considera que todavía tiene que jugar un papel importante en las primarias demócratas.

“Hoy digo al establishment demócrata que, para ganar en el futuro, necesita ganar a los votantes que representan el futuro de nuestro país, y para eso debe hablar de los temas que les preocupan”, advirtió. Implícitamente resignado a la derrota, Sanders decidió que su misión es presionar para que su agenda esté presente en la plataforma demócrata, no sólo para que se avance en lo que cree, sino también para unir al partido.

No es un plan nuevo para el senador, que recoge así el guante que, implícitamente, le lanzó Biden la noche del martes. En 2016, con todo perdido ante Hillary Clinton, aguantó hasta la convención, convencido de que terminaría obligando al partido a virar hacia la izquierda. Y así ha sido: en estos cuatro años ha adoptado ideas progresistas que él pregonaba. Ahora su intención es la misma. “Mientras nuestra campaña ha ganado el debate ideológico, estamos perdiendo el debate sobre la elegibilidad”, aseguró, citando a electores que le habrían dicho que a pesar de estar de acuerdo con su campaña iban a votar a Biden por creer que es el mejor candidato para derrotar a Trump, objetivo último de los demócratas.

La principal flaqueza demográfica de Biden está entre los jóvenes, el sector donde más fervor despierta Sanders. Para éste, acercarse a sus posiciones y su base es la única vía posible para la victoria en noviembre, y mantenerse en la carrera es la única forma de asegurar que así sea. “Joe, ¿qué vas a hacer para acabar con la absurdez de que EU sea el único gran país de la tierra en el que la salud no es un derecho humano?”, preguntó retóricamente, poniendo sobre la mesa uno de sus temas más icónicos, la reforma sanitaria.

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