Beijing.— En una votación histórica, la Asamblea Nacional Popular (ANP) de China abolió ayer el límite impuesto hasta ahora a los mandatos presidenciales, dejando vía libre para que el actual mandatario Xi Jinping permanezca en el cargo de forma indefinida e imponga su visión a largo plazo de una superpotencia mundial sometida al Partido Comunista.

Xi Jinping, de 64 años, se convierte así en el presidente chino con mayor poder desde hace al menos un cuarto de siglo y podrá permanecer al mando del gigante asiático más allá del término previsto de 2023.

Un total de 2 mil 958 de los casi 3 mil delegados de la ANP aprobaron sin sorpresas la medida como parte de un paquete de reformas constitucionales. Sólo hubo dos votos en contra y tres abstenciones. La votación se realizó de forma anónima en papeletas que se introdujeron en 28 urnas distribuidas por el salón de plenos del Gran Palacio del pueblo.

Hasta ahora los mandatos presidenciales estaban limitados a dos periodos de cinco años. Para modificar esta regla se necesitaba una mayoría de dos tercios.

El gobierno ilimitado de Xi acaba con el “modelo de dirigencia colectiva" que se instauró en 1976 tras la muerte de Mao Zedong para evitar el retorno de un dictador.

En una intervención al pleno tras la votación, el presidente de la ANP, Zhang Dejiang, destacó la importancia de “defender el liderazgo centralizado y unificado” con Xi Jinping “en su núcleo”.

El presidente de la Comisión de Asuntos Legislativos de la asamblea, Sheng Chunyao, resaltó el consenso en la votación y consideró “sin base” las “especulaciones” acerca de que esta medida podría resucitar el poder sin control de Mao, que causó desastres como la Revolución Cultural o el Gran Salto Adelante.

Para cimentar el poder del presidente, la reforma implica que el llamado “Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con Carácter Chino para una Nueva Era” quede inscrito en la Constitución, al mismo nivel que el de Mao Zedong, el líder de la Revolución Cultural. Por tanto, además de estudiarse en las escuelas la filosofía de Xi, cualquier crítica a su persona podría ser considerada inconstitucional.

Desde Mao, fundador de la China comunista, nadie ha tenido tanto poder en el país como Xi Jinping.

La enmienda avalada ayer introduce también en su artículo primero, “el rol dirigente” del Partido Comunista Chino (PCCh). Esta disposición puede dejar entrever un recrudecimiento de la represión contra los opositores al régimen.

Xi, heraldo del “gran renacimiento de la nación china”, busca encarnar frente a Occidente la revancha de una superpotencia moderna y respetada para 2050.

Pero sin conceder a cambio libertades individuales. Una ley reprime severamente la disidencia en internet y se han ordenado fuertes condenas contra defensores de los derechos humanos.

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