El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dio ayer por concluido el conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que terminaron la entrega de sus armas a la Organización de Naciones Unidas (ONU).

“Hoy, efectivamente, es el último suspiro de ese conflicto, con esta dejación de armas, con [la salida de] los últimos contenedores, el conflicto realmente termina y comienza una fase nueva en la vida de nuestra nación”, resaltó Santos.

El gobernante encabezó junto al jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, y delegados de las FARC un acto en la zona veredal transitoria de normalización (ZVTN) de Pondores, en el municipio Fonseca (norte), para confirmar que las últimas armas del grupo salieron a un almacén central.

Resaltó además que este es “un punto de inflexión” en la historia de la nación y vaticinó que a los colombianos les espera “un nuevo país”, con “oportunidades que nunca habían tenido”. “Aquí lo que se abren son oportunidades enormes”, agregó el jefe de Estado, que en menos de 12 meses dejará la presidencia y quien llamó a “ir paso a paso” fortaleciendo este proceso de construcción de paz para que “sea estable y duradero”.

Al respecto, el número dos de las FARC, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, exigió al gobierno que cumpla el compromiso de dar garantías de seguridad a los miembros de las FARC, a raíz del reciente asesinato de dos de sus integrantes de bajo rango.

“No más asesinatos políticos en un país donde se ha firmado un acuerdo de paz que hoy es ejemplo para el mundo. Los acuerdos de paz son precisamente para dejar la lucha armada y hacer política, y eso lo vamos a hacer”, dijo Marín.

Santos le respondió que él es el “primer interesado en que por ningún motivo se vaya a repetir lo que sucedió con la Unión Patriótica”, en alusión al exterminio de ese movimiento político entre finales de los 80 y primeros 90.

El mandatario, quien fue el encargado de colocar el candado al contenedor con cerca de 250 armas que partió de Pondores, estuvo acompañado por el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y el sucesor en ese cargo, Rodrigo Rivera.

Las armas viajarán hasta un lugar no especificado en el centro del país donde será inutilizadas.

El armamento se usará en la elaboración de tres monumentos que estarán en Nueva York, La Habana y un lugar por definir en Colombia.

Arnault señaló que en total las FARC entregaron 8 mil 112 armas y que 1.3 millones de cartuchos han sido destruidos por el componente militar de la delegación de la ONU.

El delegado francés agradeció a las FARC porque además de entregar las armas en los campamentos, dio coordenadas precisas a la ONU para ubicar 873 “caletas” (escondites) donde guardaban arsenales y explosivos.

Arnault explicó que ya han almacenado las armas y explosivos que estaban en 510 de esas caletas. El contenido de los demás escondites se terminará de recoger antes del 1 de septiembre. En esos sitios se han encontrado 795 armas, 293 mil 803 municiones, 22 toneladas de explosivos, 25 kilómetros de cordón detonante, 3 mil 957 granadas y mil 846 minas antipersonales, entre otros materiales bélicos.

La extracción de las armas entregadas por los 6 mil 803 miembros de las FARC también implica un cambio en los 26 campamentos donde los ex guerrilleros están concentrados desde febrero, llamados hasta hoy Zonas Veredales Transitorias de Normalización. A partir de ahora esos lugares pasarán a denominarse Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), en los cuales los ex guerrilleros empezarán la fase de desmovilización.

En esos sitios los miembros de las FARC recibirán instrucción en diferentes programas académicos y tendrán atención sicosocial.

También se informó que las FARC mantendrán sus siglas una vez pase a ser movimiento político legal, si bien cambiarán su nombre a Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia, informó Marín.

“Dentro de poco estaremos realizando el congreso fundacional del nuevo partido político que seguramente se llamará Fuerza Alternativa Revolucionara de Colombia. No queremos romper los vínculos con nuestro pasado, hemos sido y seguiremos siendo una fuerza revolucionaria”, dijo el ex guerrillero en el acto.

Una vez transformado en movimiento político legal, aspirarán a mantener de manera “clara y nítida” su “voz antisistema”, así como llevar la palabra de “quienes viven en las catacumbas de la miseria”, agregó Marín y dijo que ahora inicia su reincorporación “a la vida política, económica y social del país”. EFE y DPA

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