La muerte de la juez Ruth Bader Ginsburg , de la Corte Suprema de , ha cimbrado la política en el país y desatado una batalla entre el presidente que busca llenar ya la vacante, y los demócratas, que reclaman esperar a que hayan pasado las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Lo que está en juego son temas como el aborto, o el Obamacare, contra los cuales el mandatario inició una guerra desde el inicio de su presidencia. Trump sabe que tiene la oportunidad de inclinar más la balanza de la Corte a su favor. Actualmente, los conservadores controlan 5 de las nueve bancas. Si nomina a un juez conservador, como se espera, serían 6-3.

En 2016, 10 meses antes de las elecciones , el líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, bloqueó el intento del entonces mandatario, Barack Obama, de llenar otra vacante en el máximo tribunal tras la muerte de Antonin Scalia. Dijo que las elecciones presidenciales estaban cerca y que había que esperar a que pasaran.

Pero ahora, McConnell no opina lo mismo, y está dispuesto a avanzar con la votación, a sabiendas de que el Senado se mantiene bajo control republicano, con 53 de los 100 escaños. De acuerdo con la Constitución de Estados Unidos, el presidente nomina a los jueces de la Corte Suprema, y el Senado los confirma. En caso de empate, es el vicepresidente, en este caso Mike Pence, quien define.

Los cargos son vitalicios, y Trump ha prometido nominar a una persona joven, y dijo que probablemente sea una mujer.

Hasta ahora, pese a tener una mayoría, Trump no ha logrado siempre sus objetivos en la Corte Suprema porque el presidente de la Corte, John Roberts, a veces se ha unido a los jueces progresistas. Pero con una mayoría 6-3, temas como el aborto, la atención médica, los derechos de la comunidad LGBTQ y otros que el sector progresista ha enarbolado y defendido por décadas, estarían en peligro.

Los demócratas poco pueden hacer para dilatar o impedir la votación en el Senado. Tampoco es probable que más de 4 republicanos se decanten por retrasar la elección como para que eso sucediera.

Lee más:

Este año, precisamente, el máximo tribunal asestó algunos golpes a Trump, con todo y mayoría mínima:

El 15 de junio, confirmó los derechos de millones de estadounidenses homosexuales y transgénero. La administración Trump alegaba que la ley federal de 1964 que prohíbe la discriminación laboral “con base en el sexo” sólo aplicaba a las diferencias entre hombres y mujeres, pero la Corte falló en su contra. En este caso, el voto del juez conservador Neil Gorsuch, uno de los designados por Trump, se sumó al de los progresistas.

Tres días después, el 18 de junio, Trump recibió un nuevo golpe cuando la Corte Suprema falló en contra de poner fin al programa DACA que beneficia a unos 700 mil dreamers, jóvenes migrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños, acompañados por sus padres. El presidente de la Corte, conservador moderado, se unió a los cuatro jueces progresistas, que consideraron que la forma en que Trump quería cancelar el programa era “arbitraria y caprichosa”, aunque aún existe la posibilidad de que, cambiando las formas, el DACA vea su fin con aval del Supremo.

En el tema del aborto, contra el cual están Trump y los conservadores, el 29 de junio la Corte Suprema revocó una ley de Louisiana que habría obligado a cerrar dos de tres clínicas de aborto en el estado. De nueva cuenta, fue Roberts quien inclinó la balanza hacia el bando de los progresistas.

Pero con un nuevo juez conservador –el tercero que nominaría Trump, después de Gorsuch y Brett Kavanaugh-, activistas temen que logros como el reconocimiento del derecho constitucional al aborto, o la ley de Cuidado Asequible, mejor conocida como Obamacare, se vengan abajo.

Lee más:

Desde que Trump asumió la presidencia, ha buscado la forma de recortar fondos a las clínicas que realizan abortos y de bloquear a los médicos para evitar que los practiquen. Los republicanos han rebatido ante la Justicia numerosos aspectos de Obamacare, y justo una semana después de las elecciones, está previsto que la Corte Suprema estudie el futuro de este programa, que incluye una cláusula que obliga a las aseguradoras a cubrir enfermedades preexistentes de los asegurados.

“El destino de nuestros derechos, nuestras libertades, nuestra atención médica, nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestro país depende de lo que suceda en los próximos meses”, dijo a la agencia EFE Alexis McGill Johnson, presidenta del Fondo de Acción de Planned Parenthood.

Agregó que sería una “bofetada” para los millones de estadounidenses que honran el legado de Ginsburg si el presidente Trump y McConnell, la reemplazaran “con alguien que desharía el trabajo de su vida y les quitaría los derechos y libertades por las que luchó tan duro”.

Trump afirmó hoy que pretende anunciar al candidato el viernes o sábado, lo que dejaría menos de 40 días para que el Senado realice una votación de confirmación antes de las elecciones. Ningún nominado ha ganado la confirmación tan rápidamente desde que Sandra Day O’Connor se convirtió en la primera mujer en servir en la Corte Suprema en 1981 poco más de un mes después de que la nominara el presidente Ronald Reagan. Sin embargo, los republicanos saben que el tiempo apremia.

Lee más: 

Trump confirmó el lunes que entre sus opciones se encuentran Amy Coney Barrett y Barbara Lagoa , ambas jueces de cortes de apelaciones que él nombró. Barrett, de Indiana, es favorita entre los conservadores y muchos ven a Lagoa como una ventaja entre el electorado por ser hispana y provenir de Florida, un importante campo de batalla electoral.

El presidente también indicó que Allison Jones Rushing, una jueza de apelaciones de 38 años de Carolina del Norte, también está en la lista corta. Prometió nominar a una mujer para el tribunal superior y agregó que prefiere a alguien más joven que pueda estar en el máximo tribunal durante cuatro o cinco décadas.

lsm/fml

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Más Información

Noticias según tus intereses