Múgica.— Juana Acosta Cortés tiene 49 años, de los cuales 14 los ha dedicado a la docencia en algunas de las zonas de extrema pobreza y de mayor violencia en comunidades de la Tierra Caliente michoacana; sin embargo, asegura que ni su edad, ni las condiciones de las zonas rurales la han detenido para impartir clases con entrega y vocación a niños de preescolar.
Aun así, Juanita Acosta asegura que no dejará la docencia, pese a los retos y obstáculos que le ha puesto la vida, pues además de la pobreza y la violencia, tuvo que sortear las barreras de su edad.
La maestra, de estatura media y piel morena, actualmente da clases y es directora del jardín de niños de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Múgica, plantel con 33 niños de preescolar, pero sin instalaciones, en el que imparte clases en un terreno baldío.
Aunque su semblante parece rudo, en realidad la maestra Juanita es muy sensible a los problemas que la rodean y que principalmente aquejan a sus alumnos y a sus familias, como la violencia y la pobreza; eso, dice, la hace llorar.
“Soy fuerte, pero de todas maneras me duele”, explica.
Entrevistada en su centro de trabajo, La Chula, como también ella prefiere que la llamen, revela que es un gran reto y una enorme satisfacción ayudar a la formación de niños de escasos recursos.