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Lázaro Cárdenas, Mich.- Los 274 kilómetros de litoral de costas de Michoacán no sólo tienen sol, arena y mar; también están colmados de cultura y gastronomía. El olor y sabor de los platillos típicos, así como las danzas y cultura de las mujeres cosirenas enamoran y atraen como el canto de las sirenas.
“En la Costa de Michoacán, las cocineras tradicionales son inigualables a la hora de sazonar una empanada de coco, un molcajete o una mariscada; el marisco a la talla, aporreadillo, chile de masa, machaca y otros guisos propios de la región”, dicen los turistas.
“La ruta del sabor y tradiciones inicia en una de las más reconocidas enramadas de Playa Eréndira, dirigida por Teresa Bernal, una de las cinco cocineras tradicionales de la Costa”, coinciden.
El chile habanero, el chocolate, la tortilla hecha a mano, los adobos y especias han hecho que Teresa se distinga entre las mejores cocineras tradicionales de mariscos del país; las mariscadas y los preparados a la talla son su fuerte, porque tiene recetas ancestrales.
En hornos de adobe, Teresa cocina las empanadas de coco, únicas en el mundo y originarias de ese municipio michoacano.
La enorme pala de madera que bate las mezclas para preparar ese manjar, que era de los favoritos de los tlatoanis náhuatls, es movida por Magdalena Castillo Chávez.
A 24 kilómetros de ahí, sobre la carretera costera 200 Lázaro Cárdenas-Manzanillo, está Playa Azul, que alberga exquisitos molcajetes de mariscos. Concepción López Villegas es la creadora de ese platillo.
La piedra negra expuesta a altas temperaturas alberga los camarones, langostas, langostinos, almejas y pescados, horneados con la receta secreta. Están, además, bañados en una salsa especial y gratinados con queso de la región.
Rescate y conservación. En esa región, la gastronomía va más allá y también es acompañada por la cultura relacionada a la cocina tradicional de la Costa.
Rosa Carmina Rumbo Serna es la promotora de las raíces culturales de la región costera de Michoacán, entre ellas todo lo que está relacionado con la cocina.
Para la también docente de profesión, cocinera tradicional e investigadora, “el apreciar un ritual ancestral como La Danza de la Panadera y la comida es un arte compartido”. Narra que ese ritual prehispánico, en el que las mujeres danzantes visten con un traje indígena y portan una charola tallada en madera de parota, surgió cuando las señoras salían a vender su pan y, si les sobraba, lo repartían en trocitos a los niños y mujeres pobres.
“Por eso es que al final de la Danza de la Panadera se lanza pan a los asistentes”, detalla.
A través del mismo, precisa, se busca que quienes tienen mayores posibilidades económicas paguen el costo de un buffet con comida tradicional de los lugareños de Playa Azul, para rescatar y conservar los platillos que comía la gente pobre.
Además, se busca que con el dinero recaudado se hagan obras de beneficio para las comunidades.
Hace unas semanas se llevó a cabo la primera edición del evento, en la que ofrecieron al comensal platillos de la cocina tradicional.
Comenta que, entre otros guisados que se ofrecieron, hubo machaca, elaborada con leche de vaca bronca y tortilla hecha a mano: “Ese era el mejor cereal que teníamos en la Costa, que al mezclarlo era delicioso”. De ahí que para las cosirenas tradicionales es de suma importancia que también se conozcan las riquezas culinarias y culturales que ofrece la Costa michoacana.
Lázaro Cárdenas se ubica a 377 kilómetros de la capital, sobre la autopista Siglo 21.