Fueron cinco largos años desde la última presentación de en la Ciudad de México, una eternidad que acabó en un segundo: cuando miles de luces dieron la bienvenida a la banda alternativa.

Las sucesivas cancelaciones —primero debido a la pandemia, luego por problemas de garganta de su vocalista principal, , y finalmente por la elección de un recinto más grande— se desvanecieron cuando Reynolds y su teclado emergieron en el escenario del Foro Sol.

Bañado en un haz de luz naranja, Reynolds, acompañado de su guitarra acústica, inició la noche interpretando “My life”. Mientras la batería marcaba el compás, miles de confetis comenzaron a flotar sobre el estadio para calentar motores con “Believer”, el segundo tema.

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Parecía un tributo a todos aquellos fieles seguidores que nunca perdieron la esperanza de ver de nuevo a la banda estadounidense en México.

El vocalista se dirigió entonces a su público con una mezcla de inglés y español: “Damn! You are beautiful... muy bonito. Mi español no es muy bueno, pero haremos lo mejor para todos ustedes. ¿Quién vino a cantar esta noche? Si sientes alegría, disfrútala; si sientes tristeza, permítete sentirla. Somos Imagine Dragons, ¿están listos?”, dijo Dan, algo que el público respondió con un clamor de aprobación.

“It’s time” fue anunciada con los acordes de Reynolds y los sintetizadores de Daniel Wayne, como un recordatorio de que había llegado el momento de disfrutar. Y en pleno coro de la tercera canción de la noche, Reynolds recorrió la pasarela que se adentraba en el público, ondeando orgullosamente una bandera de México.

La estruendosa guitarra de Daniel Wayne lideró “I’m so sorry”, interpretando un solo que a algunos les recordó a Black Sabbath. El título de la canción pareció un ofrecimiento de disculpas por las constantes cancelaciones, pero la entrega de la banda y la respuesta del público disiparon los resentimientos.

De repente, todo se convirtió en una actuación sensual con los movimientos del vocalista, quien nuevamente se acercó al frente del escenario y miraba e interactuaba con su público, que entre brincos y gritos, también se entregaba a la banda de Las Vegas, Nevada.

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“¿Alguien está con nosotros por primera vez?”, preguntó Reynolds, y entre el público comenzó a indagar las edades de los fans más cercanos al escenario, hasta que se decidió por uno de ellos, de 13 años, a quien Reynolds le regaló sus lentes oscuros mientras comenzaba el sonido de “Thunder”.

Luego apareció otro momento mexicano, cuando interpretaron parte del tema “Cielito lindo”. “¿Estuvo bien?”, cuestionó en referencia a su español. “¡Sííí!”, le respondieron.

Si bien en 2017 Reynolds confesó que sufría un padecimiento en sus articulaciones, no hubo signos de eso. Sólo de pasión hacia sus fieles seguidores.

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