Hoy México está más enfermo que ayer y menos que mañana. Más enfermo en todo. Políticas equivocadas y políticos corruptos e incompetentes han sumido a nuestra nación en un atolladero que parece no tener fin. Mejorar la salud de la nación y de sus habitantes requiere medidas urgentes e inteligentes. De nada sirven los paliativos ni las peroratas que se repiten sexenio tras sexenio. Hoy México está muy enfermo. Nada marcha bien.

El tejido social se ha resquebrajado, la inseguridad se ha generalizado, la pobreza se reproduce, la corrupción aumenta, los políticos roban sin cesar. Como parte de esa descomposición, la salud poblacional ha empeorado. No podría ser de otra forma. La primera ecuación es sencilla y terrible: la pobreza es fuente de enfermedades y la pobreza es responsabilidad de los políticos. La segunda ecuación es lógica y cruda: disminuir pobreza y enfermedades requiere políticos éticamente sanos. Las dos ecuaciones devienen escepticismo: en México (casi) no hay políticos responsables ni (casi) políticos éticos. Limito este artículo al rubro salud.

Dos enfermedades bastan. En noviembre del año pasado el gobierno mexicano habló, con razón, de emergencia epidemiológica por el incremento en la diabetes mellitus (DM) y la obesidad. Es una pena que no se haya podido evitar llegar a la emergencia, y es, y será, un problema inmenso la epidemia de DM. Entre una miríada —no exagero—, unos datos para sustentar mi escepticismo.

México es uno de los países con mayores índices de obesidad y diabetes en el mundo:

1) Uno de cada tres o cuatro niños desarrollará a lo largo de su vida DM. 2) México ocupa el sexto lugar en el mundo en DM. 3) Somos el país con la mayor tasa de muertes en el mundo por DM. 4) Entre ocho y nueve millones de connacionales padecen insuficiencia renal crónica; la DM es la responsable de la mayoría de los casos. 5) De los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico somos el primer lugar en DM en personas entre 20 y 69 años (en esa misma agrupación, de los 34 países miembros, ocupamos el último lugar en educación). 6) Una de cada cinco muertes en México se debe a complicaciones propias de la DM. 7) Ocupamos el primer lugar mundial en obesidad infantil. 8) Somos el segundo lugar mundial en obesidad en adultos. 9) De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos es de 71%. 10) La contraparte: en población urbana, en niños entre 5 y 14 años, la desnutrición crónica es de 7.25%; la cifra se duplica en población rural. Los datos previos son una pequeña muestra. Los concateno con un suceso reciente, con una publicación científica y con los eslóganes de nuestros jerarcas.

En diciembre de 2016, en la Ciudad de México, en el Zócalo, en el corazón de la capital, Coca Cola instaló un árbol de Navidad de 40 metros de altura. Su visibilidad invitaba a los transeúntes a acercarse. En la base del árbol, en tarimas colocadas ad hoc, había dos logos, uno de Coca Cola, el segundo de su anfitrión, la Ciudad de México. Por si fuera poco, al lado, se observaba a Santa Claus bebiendo el refresco: si Santa toma Coca, los niños deben emularlo. La connivencia del gobierno con Coca Cola es lamentable. ¿Acaso el doctor José Armando Ahued, secretario de Salud de la CDMX desconoce el daño descomunal que produce la Coca Cola en niños? Al igual que ocupamos el primer lugar en obesidad infantil, somos el país que consume, per cápita, más Coca Cola en el mundo.

En noviembre de 2016, investigadores mexicanos e ingleses publicaron en una de las revistas médicas más prestigiosas, New England Journal of Medicine, un artículo intitulado —traduzco—, Diabetes y causas específicas de mortalidad en la Ciudad de México. Las conclusiones son un varapalo. Por falta de espacio reproduzco dos: A) La DM fue la responsable de la tercera parte de todas las muertes de los habitantes de la CDMX cuyas edades oscilaban entre 35 y 74 años. B) La mayor tasa de muertes por DM se debe a cuidado médico inadecuado.

Por último, el gobierno mexicano enfatiza la necesidad de comer sano y bien. En 2017 el salario mínimo será de 80.04 pesos. Quienes comen sano y bien no son obesos y padecen con menor frecuencia DM. Para comer sano y bien, el Poder decidió aumentar el salario mínimo el próximo año siete pesos. ¿Cuánto cuesta al día el tratamiento de la DM o de la hipercolesterolemia? Sin dinero la gente no puede comer bien. Los hurtos de los políticos son parcialmente responsables de la obesidad y la DM.

Notas insomnes. El acceso a la salud, lo dicen los políticos, es un Derecho Humano. En México, la obesidad y la DM son responsabilidad del Estado.

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