El reloj marcó el minuto 33, la mística se hizo presente y los pocos aficionados de empezaron a corear: “Yo soy celeste, es un sentimiento que no morirá”.

Mientras los fanáticos azules continuaban con “Olé, olé, olé, olé. Olé, olé, olé, olá. Olé, olé, olé. Cada día te quiero más”, la marea amarilla empezó a silbarles, insultarlos y los chiflidos retumbaron con más fuerza.

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En redes sociales la Sangre Azul, propuso que al minuto 33 se escuchara este cántico y los aficionados Celestes lo aplicaron durante el juego.

El marcador va sin goles y la afición sigue ilusionada. Las jugadas más peligrosas las ha tenido Cruz Azul, pero Luis Malagón es factor en esta final.

El “Yo soy Celeste” se ha convertido en un himno para el Cruz Azul. Un cántico que levanta pasión, que alienta a sus jugadores y que mete en el juego a todos los presentes.

El no escucharlo en un estadio, es prácticamente imposible. A pesar de que eran minoría, su ilusión por levantar el título, se mantiene intacta.

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