“¡Somos del Cartel Jalisco Nueva Generación!,” gritaban los ocupantes de la casa, mientras las balas tronaban abundantes contra sus muros. “¡Bajen todo el armamento porque vamos a romperles la madre!,” se escuchó ordenar al mandamás.

La balacera ocurrida el pasado martes en la colonia Héroes de Padierna, de la alcaldía de Tlalpan, se explica por una historia mafiosa que venía andando de tiempo atrás.

Hará poco menos de diez años que al dueño de la casa que se encuentra ubicada en la esquina formada por las calles de Izamal y Hocaba, le arrebataron su propiedad. Un pariente de su mujer, con malas artes y papeles falsificados, se quedó con el inmueble.

Luego, los vecinos vieron, poco a poco, llegar nuevos inquilinos a ese domicilio. En la calle estacionaban vehículos caros, con vidrios polarizados, arreglados con mal gusto y mucha ostentación.

Cada quince días, en ese lugar se celebraban juntas donde llegaban a acudir entre veinte y veinticinco personas. Era evidente que en ese sitio se cocinaban negocios ilegales. Algún vecino dijo que esa gente se dedicaba a secuestrar y otros suponían que la casa servía como centro de distribución de drogas.

En cualquier caso, la paz se esfumó un día porque esas personas portaban siempre armas, eran pendencieros y arrogantes.

Desde hace algún tiempo se respiraba en el ambiente que algo grave iba a pasar, y sin embargo nadie denunció por falta de confianza en la autoridad y, obviamente, también por miedo.

El martes 18 de junio a las 4:30 pm ingresó por la calle de Izamal una camioneta roja último modelo, mientras que otra de color blanco lo hizo por la calle Hocaba. Ambas se ubicaron en escuadra y de ellas descendió un grupo numeroso de sicarios, que durante poco más de una hora rafagueó el inmueble.

Dentro se estaba celebrando una de esas reuniones quincenales y por eso las víctimas de la balacera podían ser muchas. Sin embargo, los presuntos integrantes del CJNG igual contaban con un arsenal considerable. Más noche la policía encontraría ahí granadas, metralletas y pistolas en cantidad suficiente para invadir la colonia.

Cuando los tiros comenzaron a rebotar en las casas aledañas, un vecino llamó al 911 para suplicar a la policía que acudiera en su defensa. Pero las fuerzas del orden tardaron más de una hora en presentarse.

¿Cuán fue el motivo de tan limitada capacidad de reacción? Los vecinos especulan desde ese episodio y temen como nunca: si ante un evento de tan tremenda naturaleza tomó a las fuerzas del orden más de 60 minutos acudir al sitio, ¿qué podrán esperar frente a un asunto de menor proporción?

La policía halló sobre el asfalto tres cadáveres, muy probablemente pertenecientes al grupo atacante. Detuvo también a siete varones y tres mujeres que eran del bando contrario.

Entre las personas apresadas resultó que había un varón, probable responsable de un odioso crimen ocurrido el sábado previo. En la colonia Bosques del Pedregal ese día fueron asesinados una pareja de jóvenes y un bebé, mientras comían en un puesto de tacos. Esta escalofriante escena fue registrada por las cámaras del gobierno capitalino y publicada por ELUNIVERSAL durante esa misma jornada.

La liga entre este trágico evento y la persona detenida ha permitido teorizar sobre los motivos de la balacera ocurrida tres días después en Héroes de Padierna: acaso se trató de un ajuste de cuentas.

Falta investigación, pero este evento permite suponer que el CJNG lleva tiempo operando en la alcaldía de Tlalpan, ante la indefensión de los vecinos y la indolencia de las autoridades.

En contraste, las bandas que rivalizan por el control del territorio no están dispuestas a salir derrotadas sin dar su propia batalla.

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