El equipo mexicano femenil de gimnasia de trampolín no solamente nunca había conseguido una medalla en un Campeonato Mundial, sino que tampoco se había instalado en una fase final del certamen.

Melissa Flores y Dafne Navarro vieron cómo Estados Unidos, China, Australia y otras potencias de la disciplina, se quedaron cortas a la hora de ejecutar sus rutinas.

Y pese a que las mexicanas fueron relegadas al tercer puesto por Japón y Canadá, sorprendieron a propios y extraños que asistieron a la edición 33 del torneo.

“Los demás países estaban impresionados por ver a México en una final de Campeonato del Mundo. Fue algo muy impactante para todos, y conforme avanzaba la final, que México con una rutina completa, con una buena ejecución y sincronización, se mantuviera arriba, aunque iban pasando las demás gimnastas; nadie daba crédito”, aseguró Adrián Salas, entrenador de Melissa Flores desde hace ocho años.

El preparador relató cómo fue la última plática que dio, con Raúl López, entrenador de Dafne, a la pareja de gimnastas previo a la ronda final.

“Les dijimos que no había nada que perder, que su trabajo hasta el momento ya era muy exitoso, muy favorable y que salieran a darlo todo para mejorar lo hecho en las semifinales”.

Melissa y Dafne avanzaron a la lucha por las medallas después de concluir en la séptima posición, de ocho que avanzaron.

“Les dimos confianza de que podían volver a hacerlo, les dimos tranquilidad y mucha seguridad a las dos. Las vimos tranquilas, cenaron bien, durmieron bien, entonces todo en conjunto fue lo que nos ayudó”, finalizó el instructor.

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