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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
Cuando Germán Madrazo cruzó la meta en una competencia de esquí de fondo en Isafjordur, Islandia, perdió la vista durante 30 segundos.
El clima extremo y el esfuerzo de recorrer 15 kilómetros a gran velocidad hicieron mella en el mexicano, quien competía por un lugar en los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang.
“Cuando me recuperé me di cuenta de que había alcanzado un sueño, que ahora tenía la responsabilidad de representar a mi país. Lo más curioso es que logré mi meta en el último día del plazo establecido”, reveló Germán, el cuarto mexicano con boleto a la justa coreana.
Con 43 años de edad, unos trillizos que mantener y una situación económica para nada boyante, el deportista decidió encarar el reto de asistir a la competencia y concretar una digna actuación en honor a nuestro país.
“Cuando comencé en esta aventura vendí de todo para costear mis entrenamientos y viajes a la nieve; cuando ya no me quedó nada más que vender hablé con mi familia y ellos me apoyaron. No tenía tantos recursos porque el nacimiento y crianza de mis hijos acabó con mis ahorros”.
Por suerte, Madrazo, quien vive en Texas, coincidió con dos soñadores que, como él, anhelaban competir en PyeongChang: el mediático competidor de Tonga, Pita Taufatofua y el chileno Jonathan Fernández.
“Estar juntos fue la clave para obtener nuestra clasificación. Juntamos recursos y pagamos todos los gastos. Pita me contagió su explosividad ya que él también es taekwondoín y yo le ayudé a la cuestión de la resistencia”.
El esquí de fondo no es la primera disciplina que practica Germán. El queretano también es corredor, nada con frecuencia, es triatleta e incluso ha competido en pruebas de ironman.
“Todos los deportes me encantan, pero nada se compara con los hermosos paisajes que te regala el esquí, es mágico porque de repente te das cuenta de que lo necesitas en tu vida”.
Germán nunca solicitó recursos al gobierno. “No quería que de los impuestos de la gente saliera el dinero para patrocinar a un loco como yo”, se sinceró.
En PyeongChang el esquiador buscará una actuación decorosa.
“Daré todo lo que tengo por mi país, pero debe quedar claro que no podemos estar a la par de personas que han esquiado desde los tres años”.
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